Segundo aniversario de un histórico suceso.

Coincidente con la visita del Canciller Gerhard Schröder.

El 16 de febrero de 2000 el Presidente alemán pedía perdón por las atrocidades cometidas por el régimen nazi. Los aportes de una ONG al desarrollo de la unión argentino-alemana

Una serie de hechos vinculados de modo no precisamente azaroso son los que identifican una parte de la labor que viene llevando a cabo con inusual tenacidad la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, pese a la profunda crisis que afecta al país en general y muy en particular a las instituciones del tercer sector. La llegada a Argentina del Canciller alemán Gerhard Schröder, miembro honorario de la FIRW, presenta una buena oportunidad para el balance de las fructíferas relaciones desarrolladas entre Argentina y Alemania en los últimos años gracias, también, a la pujanza de esta organización no gubernamental.

‘Nuestra misión es difundir, promover, hacer conocer; éste es el modo que hemos elegido para educar. Hay infinidad de pequeñas historias dentro de la gran historia y a ellas apuntamos con nuestras investigaciones, notas, columnas y programas educativos. El Holocausto no puede ni debe ser letra muerta en las páginas de los libros. Debe ser una referencia activa que nos enseñe a no repetir los errores del pasado y a construir día a día un mundo mejor’, señala el fundador de la FIRW, Baruj Tenembaum, uno de los hijos dilectos de las colonias judías fundadas en la Argentina a fines del siglo XIX por el Barón Hirsch.

El 16 de febrero de 2000 se producía uno de los acontecimientos más trascendentales en la historia de las relaciones de Alemania con el resto de la humanidad desde el final de la segunda guerra mundial. Por primera vez un presidente alemán hablaba en el parlamento israelí para pedir perdón por los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Adolf Hitler. En el idioma de Goethe, pero también en la lengua que sirvió de instrumento para la masacre sistemática de millones, Johannes Rau dijo: ‘Pido perdón por aquello que hicieron los alemanes, por mí y mi generación; por amor a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, cuyo futuro quiero ver junto al de los hijos de Israel.’

Tan sólo veinticuatro horas despues la FIRW se convirtió en la primer ONG en reunirse con el entonces embajador alemán en Buenos Aires, Adolf Ritter Von Wagner para saludar el gesto del mandatario.

El 28 de septiembre del mismo año, ya con el nuevo delegado diplomático, el embajador Hans Ulrich Spohn, se llevó a cabo una velada que se recordará, por mucho tiempo y por más de un motivo, en la sede de la calle Villanueva. El diplomático recibió en su residencia a más de trescientos invitados para agasajar a la FIRW que, por su parte, obsequió al pueblo alemán una escultura de la artista Norma D’Ippólito, conmemorativa del sueco salvador de decenas de miles de vidas. La misma luce hoy en el hall de entrada de la representación.

El embajador alemán declaró en la ocasión que ‘las nuevas generaciones debemos hacernos cargo de los horrores del nazismo’ y, visiblemente emocionado, dijo ‘soy consciente de que debe ser muy difícil para algunos de los presentes estar aquí, en territorio alemán.’ Selló su discurso tomando su copa, y animó a un brindis con las palabras en idioma hebreo ‘Shaná Tová’ (Feliz Año), para celebrar la llegada del nuevo año 5761, que se iniciaba un día después.

El 7 de marzo de 2001 se produce en Berlín, en la residencia presidencial ‘Schloss Belevue’, la reunión de Tenembaum con el Presidente Rau, en un clima de cordialidad, camaradería y declaraciones de particular significancia, más aún teniendo en cuenta que no había antecedentes de un encuentro similar entre el alto dignatario alemán y una ONG fundada en Argentina.

Junto con el Centro de Estudios sobre Antisemitismo de la Universidad Tecnológica de Berlín, conducido por el profesor Wolfgang Benz y dirigido académicamente por la Dra. Beate Kosmala, la FIRW se encarga de difundir mundialmente el producto de una investigación que hasta el momento ha recabado datos fehacientes sobre más de tres mil personas, en su mayoría berlineses, que auxiliaron a judíos y otros perseguidos durante el imperio del Nacional Socialismo.

Por su parte, la Iglesia Evangélica de Alemania, en una decisión sin precedentes, ha resuelto emplazar en la Iglesia del Padre Nuestro de la capital alemana (Vaterunser-Kirche) una réplica del Mural Conmemorativo de las Víctimas del Holocausto. Este símbolo de la reconciliación fue instalado en 1997 en la Catedral Metropolitana por el fallecido Cardenal Antonio Quarracino, a instancias de una iniciativa de la FIRW. Berlín será así la segunda metrópolis en el mundo en albergar un recordatorio de los asesinados en la Shoá dentro de un templo cristiano, privilegio hasta ahora ostentado sólo por la ciudad de Buenos Aires.

Asimismo, el 6 de noviembre de 2001 en el Instituto Goethe, y en una presentación pública en la cual participaron el ex presidente de la comunidad judía de Berlín Andreas Nahama y el vicepresidente de la FIRW Natalio Wengrower, Johanna Hopfengärtner estudiante de historia en la Universidad Libre de Berlín, adelantó parte de su tesis de licenciatura preparada en Buenos Aires gracias a una beca otorgada por la Fundación Wallenberg. Hopfengaertner habló sobre el exilio y la llegada de los judíos alemanes a la Argentina, en particular desde la perspectiva del rol de la mujer inmigrante. Su trabajo será publicado en una edición trilingüe por la FIRW durante el curso de 2002.