agosto 6, 2003

Homenaje a Juan XXIII por haber salvado a miles de judíos del Holocausto

La Fundación Internacional Raoul Wallenberg -una entidad compuesta por personalidades judías y católicas- presentó recientemente en la Nunciatura Apostólica de Buenos Aires una postal estampillada conmemorativa del Papa Juan XXIII. La iniciativa es un reconocimiento al llamado ”Papa bueno” por haber salvado a miles de judíos del Holocausto cuando -durante la II Guerra Mundial-, siendo Nuncio en Estambul, les entregó certificados de bautismo.

El presidente de la Fundación -que lleva el nombre de un diplomático sueco desaparecido, que también salvó a muchos judíos de la cruel persecución nazi-, Baruj Tenembaum, dijo que el reconocimiento se decidió luego de una exhaustiva investigación sobre el papel de Giuseppe Roncalli (a la postre, Juan XXIII), que encaró su entidad y que fue elogiada por los máximos estudiosos del Holocausto. Tenembaum es un reconocido pionero del diálogo judeo-católico.

De la presentación de la postal estampillada, co-producida con el Correo Argentino, participaron los embajadores de Israel, Benjamín Orón, y de Italia, Roberto Nigido; el gran rabino de Buenos Aires, Slomó Ben Hamú; monseñor Nicola Girasoli, a cargo de la Nunciatura, y numerosos obispos y rabinos, entre otras personalidades de ambas confesiones religiosas. Además del presidente del Correo Argentino, Raúl Casa.

LA HISTORIA

Los esfuerzos del entonces monseñor Roncalli comenzaron luego de una reunión que mantuvo con el delegado en Estambul de la organización de embarque de refugiados de guerra (War Refugee Board), el norteamericano Ira Hirschmann. Allí le preguntó: ”¿Cree que los judíos estarían dispuestos a someterse voluntariamente a ceremonias de bautismo?”. Desprevenido, Hirschmann tardó unos segundos en responderle: ”Mire, si eso podría llegar a salvar sus vidas, creo que ellos estarían dispuestos a hacerlo”. La réplica del religioso fue instantánea: ”Ya se, pues, lo que voy a hacer”.

Comenzó, así, una de las mayores operaciones de salvamento de judíos del horror del Holocausto. Fue lo que algunos denominan ”Operación Bautismo”, un plan que permitió evitar -mediante la entrega de certificados del certificado del sacramento de la iniciación cristiana- que miles de judíos húngaros fueran enviados por los nazis a los campos de concentración, es decir, a la muerte. Una idea que, según testimonios brindados ante los tribunales de Núremberg, permitió salvar 24 mil vidas. Aunque fuentes católicas dicen que los certificados emitidos sumaron 80.000.

Obviamente, la administración del sacramento no era un requisito para recibir el certificado. Nadie estaba obligado a bautizarse. Roncalli, además, contaba con un antecedentes que alentaba su plan: la congregación de las Hermanas de Sión habían entregado certificados de bautismo a judíos húngaros que los nazis habrían considerado credenciales válidas como para que sus portadores dejaran Budapest. Completando el plan, la organización para los refugiados debía contactarse con miembros de la Iglesia húngara para organizar los ”bautismos” a gran escala.

El plan pergeñado y motorizado por Roncalli -quien años más tarde, siendo pontífice, revolucionaría a la Iglesia convocando al Concilio Vaticano II, que aggiornó al catolicismo- fue la acción más importante, pero no la única, del religioso para salvar a miles de judíos del Holocausto. También se contó la distribución de certificados de inmigración a Palestina, que permitió a otros muchos judíos escapar del genocidio nazi.

La Fundación Wallenberg instituyó, además, el premio Monseñor Roncalli, que dará a aquellos diplomáticos de todo el mundo que se caractericen por la realización de obras humanitarias.