junio 10, 2005

Palabras del doctor Natalio Wengrower

Acto de derogación de la Circular Secreta Nº 11

Palabras del doctor Natalio Wengrower
Vicepresidente de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg

Señor Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner,
Señor Canciller, Dr. Rafael Bielsa,
Señor Ministro del Interior, Dr. Anibal Fernández,
Licenciada Beatriz Gurevich,
Señor Uki Goñi,
Señoras y señores:

Hoy estamos aquí reunidos para celebrar un nuevo capítulo de la historia argentina.

Durante más de tres años la Fundación Internacional Raoul Wallenberg gestionó intensamente, a pesar de contar con la oposición o indiferencia de casi todos los factores, por no decir todos, tanto la remoción de una injustificada placa-homenaje, como el reconocimiento oficial y la derogación de la Circular Nº11, orden secreta del año 1938 que fue la causa, directa o indirecta, de la muerte de un número de personas que jamás podremos conocer.

Se hace justicia, finalmente, después de 66 años.

La placa ha sido removida y la Circular 11 es hoy derogada. Ninguna de estas dos cosas hubieran sido posible sino hubiéramos contado con la firme decisión del Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner, quien supo entender todo lo que el país tiene para ganar si encara sin miedos su pasado.

Agradecemos al señor Ministro del Interior, Dr. Anibal Fernández, portador de una especial sensibilidad puesta al servicio del bien del país y de su imagen ante la comunidad nacional e internacional.

Como hemos alguna vez señalado, la riqueza de las naciones no resulta sólo de la mera acumulación de capital sino, más bien, de la capacidad que tiene un pueblo para mirar de frente a su pasado, por atroz que haya sido.

Las decisiones sin precedentes tomadas por el gobierno tienen plena significancia porque la historia específica de la Argentina en la materia es intensa y contradictoria. Numerosos criminales de guerra encontraron refugio en Argentina al amparo de la complicidad de sus simpatizantes públicos y privados. Pero también miles de sobrevivientes de sanguinarias persecuciones gozaron aquí de paz y prosperidad.

En la vida hay cosas más importantes que la vida misma. Una de esas cosas es LA VERDAD. Cuando renunciamos a ella la caída es ilimitada e inevitable.

No hay otra forma de mirar a nuestros compatriotas a los ojos sino es asumiendo lo que fuimos y lo que somos, sin reparos ni vergüenzas de ninguna especie.

Permítanme manifestar mi especial reconocimiento al señor Baruj Tenembaum, hoy en Nueva York, creador de la Fundación Wallenberg, fuente de inspiración y determinación; así como al Padre Horacio Moreno, nuestro Presidente, guía espiritual y manantial de sabiduría.

Vaya también nuestro agradecimiento a la licenciada Beatriz Gurevich y al señor Uki Goñi, quienes con honestidad intelectual singular y rigor académico inusual bucearon en las tormentosas aguas del pasado de la Argentina en sus relaciones con el nazismo. Sus aportes, trabajo y consejos fueron de capital importancia para la consumación de este logro.

La Fundación Wallenberg no puede dejar de agradecer, también, al señor Ministro de Educación, Daniel Filmus, el apoyo brindado a esta organización para llevar a delante nuestro programa educativo ”Wallenberg en la Escuela”. Pues el futuro de la Argentina pasa, antes que por ninguna otra parte, por la educación de la niñez y la juventud.

Muchas gracias.