agosto 3, 2009

Carta de Lectores

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En marzo Noruega asumió la presidencia del Grupo Internacional de Trabajo y Cooperación para la Educación, Rememoración e Investigación del Holocausto, organización integrada por veintisiete países, Argentina entre ellos, con la misión de promover el apoyo de líderes mundiales para educar sobre el Holocausto y su rememoración.

Poco antes, a comienzos de 2009, el gobierno noruego anunció un evento celebratorio, de un año de duración, de la vida del escritor Knut Hamsun (1859-1952), con motivo de cumplirse ciento cincuenta años de su nacimiento. Hamsun, ganador del Premio Nobel de literatura en 1920, era también un ferviente partidario de Adolf Hitler. En 1940 le dio la bienvenida a la invasión nazi a Noruega y en 1943 le obsequió su Premio Nobel a Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi. El 7 de mayo de 1945, apenas conocida la noticia de la muerte de Hitler, escribió un obituario laudatorio publicado por el diario ”Aftenposten”. En una de las líneas Hamsun los describía como ”guerrero de la humanidad”.

Finalizada la guerra fue arrestado y debió pagar una severa multa por sus probadas conexiones con el partido fascista noruego liderado por Vidkun Quisling, condenado en 1945 por alta traición y ejecutado por un pelotón de fusilamiento.

Resulta desconcertante que Noruega, un país que se destaca por su desarrollo educativo y social, celebre a un traidor a la patria, ferviente partidario de un régimen despótico y genocida, al mismo tiempo que preside una organización dedicada a preservar la memoria de los horrores del Holocausto.

Baruj Tenembaum.
Nueva York.
Fundación Internacional Raoul Wallenberg.
www.raoulwallenberg.net