Discurso del Gobernador Jorge Obeid

Hace exactamente un año, en ocasión de celebrar el centenario de Las Palmeras, en el departamento San Cristóbal, tuve el placer de conocer y tratar personalmente a Baruj Tenembaum. Hombre de un trato fino y agradable y de una vasta cultura.

En aquel momento quedó fortalecida en mi mente la necesidad de realizar el justo y necesario homenaje a este santafesino que ha transitado el mundo divulgando y poniendo en práctica sus ideas sobre la paz y el ecumenismo.

Dijimos aquel 16 de octubre de 2004 en Las Palmeras: ”Baruj Tenembaum no es cualquier argentino. No es cualquier judío. Es un humanista. Es un pacifista. Es un hombre del pensamiento ecuménico que ha llevado por todo el mundo estas ideas. Que ha sido galardonado por el Congreso de Estados Unidos de Norteamérica. Que ha sido reconocido en forma especial por el Secretario General de las Naciones Unidas. Y que ha emprendido después de una larga trayectoria en búsqueda de la paz y el entendimiento entre los hombres, este nuevo proyecto testimonial que es ”Legado”. En este trabajo, a través de una emotiva narración de la colonización judía en Argentina, podemos conocer las ilusiones de los miles de inmigrantes y decenas de colectividades que construyeron con esfuerzo, con dolor y alegría, este país.”

Permítanme referirles una pequeña anécdota. Estábamos una tarde con mi esposa mirando la película que es una verdadera obrita de arte. En un momento, ella que es nieta de cuatro abuelos alemanes, mirando una escena de los inmigrantes judíos que trabajan el campo –creo que en Moisés Ville- me dijo con los ojos humedecidos: ”Me hace acordar a mis abuelos”. Y yo, nieto de dos abuelos italianos y dos abuelos árabes le respondí: ”A mi también”.

Este es uno de los valores más grandes que destaco de este trabajo: su universalidad.

Hoy aquí en Rosario tengo el honor como Gobernador de Santa Fe, de entregar en sus propias manos el Decreto por el cual se lo declara Ciudadano Ilustre de esta Provincia.

Desde la fundación Raoul Wallenberg, Baruj Tenembaum ha venido desarrollando una tarea incansable para lograr el entendimiento entre las distintas etnias y religiones. Sus constantes acercamientos con la Iglesia Católica y las iglesias cristianas en general, son una construcción de la obra ecuménica que tiene uno de sus antecedentes más importantes en la convocatoria del Concilio Vaticano II por parte del Papa Juan XXIII de quien Tenembaum es un admirador.

Señores:

Este homenaje a Baruj Tenembaum es también un homenaje a todos los que en el mundo, y en especial en nuestro país, luchan por la fraternidad y el entendimiento entre los hombres.

Es un homenaje a las miles de víctimas del odio racial y de la intolerancia, a los torturados, a los muertos y a los desaparecidos. Y es, fundamentalmente, la reafirmación de una fuerte opción por la paz, por la vida, por el respeto al otro.

Es hacer nuestras las palabras de John Donne: ”la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad” y entender que las campanas que llaman a un funeral doblan por todos nosotros.

¿Será posible erradicar finalmente el odio y las miserias humanas?

¿Es esta una lucha estéril?

¿Estamos condenados de antemano al fracaso?

Desde nuestras más profundas convicciones políticas y religiosas estamos convencidos que hay una esperanza. Y Baruj Tenembaum es un testimonio viviente de esta posibilidad.

Por eso quiero terminar estas palabras con una frase esperanzada de otro gran humanista. Albert Camus escribía en su Carta a un amigo alemán: ”Las armas de que dispone el espíritu europeo contra ustedes son las mismas que ostenta esta tierra en su eterno renacer de cosechas y corolas. La lucha que mantenemos posee la certeza de la victoria porque tiene la obstinación de las primaveras”.