Palabras del embajador Kjell Anneling

Queridos amigos de la Fundación Wallenberg,

Mi esposa Birgit y yo nos sentimos honrados de estar presentes esta noche junto a ustedes para conmemorar el 60º aniversario de la desaparición de Raoul Wallenberg y para recordar su personalidad y sus logros. Es este un evento importante porque -y estoy seguro de que estarán de acuerdo- ¡no debemos nunca olvidar!

Compartimos también esta velada con amigos de todo el mundo. Sé positivamente que otros embajadores y cónsules de Suecia están presentes en diversos eventos que honran a Raoul Wallenberg en muchos países. Nos sentimos orgullosos de ser cólegas de tan distinguida personalidad.

Wallenberg es considerado un ciudadano internacional. Es también un héroe internacional en el verdadero sentido de la palabra; alguien que demostró coraje, imaginación y genio; alguien que supo hacerse cargo y tomar rápidas decisiones; una persona con autoridad. Un verdadero hacedor.

Raoul Wallenberg fue todo eso y mucho más. Necesitamos desesperadamente más personas de esta clase, y no solamente en tiempos de desbordes y agitación. Muchas veces nos sentimos frustrados al ver tanta gente sufriendo y a la comunidad internacional paralizada. Raoul, en cambio, nunca estaba inactivo.

Quizás nunca sepamos cuántos judíos fueron salvados durante el Holocausto por Wallenberg y la delegación sueca en Budapest. En una perspectica histórica, sin embargo, esto no tiene mayor significancia. Lo importante es recordar que hubo una persona decidida a entregar todas sus energías, aún al precio de tener que pagar sus acciones humanitarias con su propia libertad. En pocas palabras, como usualmente se dice de Raoul Wallenberg: ”Una sóla persona puede hacer la diferencia”.

Luego del 17 de enero de 1945 el destino de Raoul Wallenberg fue un completo misterio por mucho tiempo. Sólo doce años después el gobierno soviético admitió que lo había arrestado bajo cargos falsos y trasladado a Moscú, en donde, se dijo, murió de un ataque al corazón en julio de 1947. En enero de 2001, 44 años después, los rusos sostuvieron que Raoul Wallenberg no había muerto de causas naturales sino que había sido asesinado en la prisión de Lubyanka, en Moscú.

El gobierno sueco no puede aceptar esta versión como la verdad definitiva. Muchas preguntas restan aún responder sobre qué fue lo que realmente ocurrió después del 17 de enero de 1945. Suecia continúa realizando esfuerzos para resolver el caso de Wallenberg. Estos esfuerzos se llevan a cabo al más alto nivel político con las autoridades de la Federación de Rusia y, también, mediante la utilización de los archivos rusos. El gobierno sueco también apoya investigaciones independientes en Suecia y en otros países.

Necesitamos saber qué fue lo que pasó realmente.

Necesitamos saber para que nuestra herida finalmente cicatrice.

No podremos descansar hasta que esto suceda. No sabemos si Wallenberg está vivo, aunque lo más probable es que no lo esté. Sin embargo, él vive nuestros corazones y está presente en nuestras plegarias.

Quisiera agradecer a la Fundación Internacional Raoul Wallenberg por todo el trabajo que hace en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Ustedes trabajan incansablemente para promover la paz y el entendimiento entre las naciones y los pueblos, así como para difundir la gesta de Raoul Wallenberg.

También agradecemos vuestra infatigable tarea para arrojar luz sobre el destino de Wallenberg.

Hay muchos libros escritos sobre Raoul Wallenberg, numerosos artículos publicados; films y documentales han sido producidos, pero nunca, que yo sepa, un musical. Por ello, estoy ansioso de conocerlo esta misma noche.