noviembre 28, 2014

Fundación Wallenberg en el Centro Hebreo IONA

El 27 de noviembre del 2014, en el marco del programa educativo “Wallenberg en la Escuela”, se realizó una nueva actividad con alumnos de 5to, 6to y 7mo grado en el Centro Hebreo IONA, en la Ciudad de Buenos Aires. Participaron del encuentro, Diana Liniado, Carina Garber, Margarita Trovato y Paula Ini.

Antes de comenzar la charla, las voluntarias de la Fundación Wallenberg mantuvieron un rico intercambio de ideas con los directivos, acordando sobre la importancia de transmitir ese otro aspecto del Holocausto, menos conocido y difundido: el de todos los justos y salvadores que se opusieron a las masacres salvando vidas.

Los alumnos llegaron curiosos y llenos de inquietudes. Sus preguntas, en parte motivadas por la novedad de los temas abordados, fueron los auténticas protagonistas del encuentro. Los chicos conocían la historia a través del relato de sobrevivientes y de los padecimientos sufridos durante el nazismo. Sin embargo, no habían escuchado demasiado sobre la existencia de personas que quienes arriesgaron sus vidas para salvar al prójimo amenazado.

A partir de una presentación con diapositivas, dispararon las preguntas:

–       ¿Wallenberg negociaba con los nazis?

–       ¿Qué hacía cuando los nazis estaban armados?

–       ¿No tenía miedo?

–       ¿Qué pasaba con los que no decían que eran suecos?

–       ¿Y si descubrían la información clandestina?

–       ¿Y si alguien no mantenía el secreto?

–       ¿Por qué los judíos no decían que eran católicos o musulmanes?

–       ¿No usaban armas?

–       ¿Por qué no mandaban a los nazis a la cárcel?

–       ¿Hubo otro país neutral? ¿Ayudaron otros países?

–       ¿Por qué secuestraron a Raoul Wallenberg?

Tomando en cuenta estas inquietudes, el trabajo con los alumnos hizo eje en los recursos necesarios para oponerse a la violencia.

Como posibilidad de defensa para sobrevivir se comentó la necesidad de mentir o desobedecer leyes injustas o caprichosas. Tema delicado, que merece ser comprendido en el contexto en el cual la mentira y la desobediencia puedan considerarse recursos legítimos.

De ellos surgieron otras ideas como por ejemplo “imponerse”, “no seguir al que tiene un plan para molestar a un compañero”, “armar un grupo solidario para oponerse a los que están perturbando”. Una de las alumnas, reflexionando sobre la idea de sumar personas que acepten “seguir a los buenos”, dijo: “Es difícil”.