noviembre 7, 2008

A setenta años de la noche de los cristales rotos

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Buenos Aires, 7 de noviembre (Télam, por Alberto Galeano).- Era la excusa que esperaba Adolfo Hitler. Cuando hace 70 años el joven Herschel Grynszpan asesinó a un diplomático de la embajada alemana en París, seguramente no pensaba que iba a desatar una ola de terror nazi que se recuerda como La Noche de los Cristales Rotos.

Grynszpan, un judío polaco, estaba desesperado por la deportación de su familia y de unos 17.000 judíos hacia la frontera con Polonia, tras residir en Alemania desde 1911.

El 7 de noviembre de 1938, el joven de 17 años disparó contra el tercer secretario de la embajada alemana en París, Ernst vom Rath, quien falleció el 9 de noviembre, y horas más tarde tropas de asalto y ciudadanos alemanes saquearon y destruyeron casi todas las sinagogas y negocios judíos del Reich, entre ellas la mayor sinagoga de Viena.

Asimismo, alrededor de 30.000 judíos fueron enviados a campos de concentración en un paso previo a lo que sería luego el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, aunque algunos lograron sobrevivir y huir de Alemania.

El hecho coincidió con un nuevo aniversario del fallido Golpe de Estado en Munich, encabezado por Hitler y otros futuros jerarcas nazis, el 8 de noviembre de 1923, una importante fecha del Partido Nacionalsocialista.

El pogrom del Kristallnacht (La Noche de los Cristales Rotos) fue la continuación de un año de odio antisemita en Alemania que causó el incendio de 1500 sinagogas, la profanación de cementerios judíos y la destrucción de más de 7000 negocios, de acuerdo a informes de The Internacional Raoul Wallenberg Foundation.

Wallemberg fue un diplomático sueco que gracias a la falsificación de pasaportes y ”casas seguras”, bajo la protección de la bandera neutral sueca, logró salvar a por lo menos 100.000 judíos húngaros.

Los actos vandálicos, que ocurrieron no sólo en Alemania sino también en la anexada Austria y en la entonces ocupada Checoslovaquia, fueron realizados por hombres de las SS, SA (tropas de asalto) y el Partido Nacionalsocialista.

Según estiman organizaciones humanitarias, durante La Noche de los Cristales Rotos fueron asesinados 91 ciudadanos judíos y heridos centenares de ellos.

El ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, considerado un instigador de los pogrom, dijo a la vieja guardia nazi que el ”Mundo judío había conspirado contra Alemania a través del asesinato de Vom Rath.

Goebbels señaló que el führer había decidido que ”las demostraciones (de protesta) no deberían ser preparadas u organizadas por el partido, así que en la medida en que ellos se manifiesten espontáneamente no serán obstaculizados, según la página online del Memorial del Holocausto de Estados Unidos.

La violencia contra los judíos se desencadenó en varias ciudades del Reich en horas de la tarde, y continuó sin pausa entre el 9 y 10 de noviembre, mientras la policía tenía órdenes de intervenir sólo en caso de que los incendios se extendieran a otros edificios.

Posteriormente, unidades de las SS y la Gestapo (la policía secreta) arrestaron a unos 30.000 judíos que fueron transferidos desde prisiones locales hacia los campos de concentración de Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen, entre otros.

La Noche de los Cristales Rotos provocó luego el éxodo masivo de judíos de Alemania, donde en las semanas siguientes el gobierno promulgó una serie de leyes conocidas de ”arianización”.

De esta manera, los judíos fueron expulsados de las escuelas oficiales, perdieron su derecho a tener licencia de conductor de su propio automóvil, así como se fijaron restricciones para el acceso al transporte público”.

Los miembros de esta comunidad tampoco pudieron asistir más a los teatros, cines o salas de concierto.

Algunos historiadores coinciden en afirmar que La Noche de los Cristales Rotos constituye un hito en la política antisemita de los nazis, ya que luego de este pogrom la represión se concentró más en las temibles SS.

A partir de 1938, Hitler comenzó a mostrar un profundo antisemitismo que para muchos analistas fue la obsesión que lo dominó toda su vida.

En febrero de ese año, el führer se convirtió en el jefe de las fuerzas armadas y luego Austria se incorporó a lo que los nazis definieron como la Gran Alemania. Algunos analistas creen que el dictador alemán estaba al tanto de La Noche de los Cristales Rotos.

Se cree que Goebbels sabía de las operaciones que se realizaron entre el 9 y 10 de noviembre, debido a que el jerarca nazi insistía en que eran manifestaciones espontáneas del pueblo alemán.

A este acontecimiento le seguiría luego la invasión de Polonia, el primero de septiembre de 1939, y el 20 de enero de 1942 se pondría en marcha la ”solución final” contra los judíos.

”Si se pregunta quién o qué causó la Segunda Guerra Mundial, se puede responder con toda contundencia: Adolfo Hitler”, dice el historiador británico Eric Hobsbawm.