octubre 30, 2006

Suecia busca su día Wallenberg

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Birgitta Olsson, del partido liberal, presentará el proyecto al Parlamento

El país de origen del diplomático cuyos esfuerzos humanitarios salvaron la vida a miles de personas en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial podría sumarse a la lista de estados que honran su memoria y exigen el esclarecimiento de su desaparición.

De fe protestante e hijo de una poderosa familia sueca de industriales y banqueros, Wallenberg se graduó de arquitecto en la Universidad de Michigan y, luego de algunas experiencias, se inclinó por el comercio.

Viajó por Europa Oriental donde inmediatamente comprobó la dura situación que atravesaban los judíos y otros perseguidos por el nazismo.

Tenaz, valiente y persuasivo, en 1944 fue postulado por eminentes personajes de su país para llevar a cabo la peligrosa tarea de salvar judíos en Hungría. Aceptó la misión arriesgando no ya un pasar confortable y seguro, sino también su vida.

Con sólo 32 años, fue designado Primer Secretario de la misión diplomática sueca en Budapest. Cuando arribó a la capital húngara solamente quedaban alrededor de 200.000 ciudadanos judíos sin deportar a los campos de exterminio. Adolf Eichmann en persona cumplía con celo y eficiencia su macabra misión.

Su primera acción fue diseñar un pasaporte de seguridad que él mismo se encargó de que las autoridades respetaran. Elevó a treinta el número de ”Casas Suecas”, edificios que gozaban de la misma neutralidad que Suecia durante la guerra, para albergar a judíos y otros perseguidos. Acompañó a los judíos en las marchas de la muerte, donde continuó repartiendo los documentos que garantizaban inmunidad, así como también comida y medicinas. No dudó en persuadir y amenazar a cuantos hiciera falta, dejando a un lado los protocolos diplomáticos con tal de seguir elevando el número de personas rescatadas. El éxito de sus métodos hizo que varios de sus colegas diplomáticos imitaran sus acciones.

El 17 de enero de 1945 fue visto por última vez cuando una escolta militar soviética lo trasladaba a los cuarteles militares del Ejército Rojo en Debrecen, al este de Budapest. La inteligencia rusa creyó que detrás de su misión de salvataje, Wallenberg realizaba un trabajo de espionaje para los Estados Unidos.

Desde entonces nunca más se supo de él.

El gobierno sueco de la posguerra fue cuestionado severamente por su responsabilidad en la desaparición de Wallenberg a manos de tropas soviéticas y sobre todo por no exigir con vehemencia su reaparición.

Ahora, Birgitta Olsson, del partido liberal, presentará un proyecto al Parlamento Sueco para que al igual que en otros lados del mundo se designe un día conmemorativo, que serviría para ”que la gente respete, aprenda e imite los valores morales, entre ellos la solidaridad y el valor cívico que Wallenberg personifica, consolidados por su herencia sueca”.

La iniciativa surge de una sugerencia de la fundación internacional de Raoul Wallenberg, que hace campaña días conmemorativos para promover paz entre naciones y honrar a los que eran héroes del Holocausto.

El día Raoul Wallenberg se conmemora cada año alrededor del mundo, desde Canadá hasta Argentina. En Estados Unidos cada Estado ha dicidido. Se celebró en los estados de Nevada, Nebraska, Maryland y Connecticut en 2005. Virginia Occidental, Nueva Jersey, Michigan, Maine e Illinois se unieron a las conmemoraciones en el 2006.

La fundación internacional Raoul Wallenberg es una ONG sin fines de lucro, con el propósito de rendir homenaje a los héroes del Holocausto, que como Raoul Wallenberg arriesgaron sus vidas para salvar a cientos de miles de personas perseguidas por el nazismo. Asimismo busca promover el mensaje de tolerancia y recordar sus acciones.