septiembre 16, 2013

Presidente de Armenia, galardonado con la medalla «Centenario Raoul Wallenberg»

La ceremonia de entrega de la medalla «Centenario Raoul Wallenberg» al presidente de Armenia, Serzh Sarkisian, miembro honorario de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, tuvo lugar en el Palacio Presidencial. Raoul Wallenberg fue un reconocido diplomático sueco que durante la II Guerra Mundial salvó de la muerte a miles de judíos.

En el evento, la Fundación rindió honores póstumos al médico Harutyun Khatchatrian por sus actividades de rescate durante el Holocausto. También fue galardonado con la medalla «Centenario Raoul Wallenberg», que fue entregada a su nieta Anna Khatchatrian.

El fundador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, Baruj Tenembaum, y el vicepresidente Daniel Rainer presentaron la historia de la Fundación, su misión y actividades, y subrayaron que el objetivo de esta organización internacional es la creación de programas educativos y a través de la mayor conciencia, enraizar los valores de coraje cívico y solidaridad sobre la base de los ejemplos de aquellos que durante el Holocausto salvaron vidas humanas.

La fundación apoya la investigación histórica, parte de la cual se dedica a la recopilación y publicación de la información sobre las personas salvadas por Wallenberg y otros salvadores del Holocausto. Los representantes de la Fundación expresaron su gratitud a numerosos armenios que salvaron muchas vidas humanas durante el Holocausto. A todos ellos se rindió homenaje y la historia de sus vidas heroicas se estudiará minuciosamente y se publicará.

El Presidente Serzh Sarkisian, en su discurso, atribuyó una gran importancia a la misión de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, expresó su agradecimiento por el premio y habló sobre las políticas de Armenia para la prevención y la condena de los crímenes de genocidio y para unir esfuerzos de la comunidad internacional en la lucha contra los fenómenos que las cultivan.

Palabras del presidente Serzh Sarkisian en la ceremonia de entrega de la Medalla «Centenario de Raoul Wallenberg».

 

Distinguidos señor Tenembaum y señor Eurnekian,
Señoras y señores:

La Medalla «Centenario de Raoul Wallenberg» es para mí no sólo un gran honor, sino también tiene un significado especial. Encarna los valores nobles de la humanidad y el espíritu valiente profesados por el pueblo armenio. Los hijos de la nación armenia, que no se adaptaron y no toleraron los crímenes más graves en la historia de la humanidad, fueron guiados por estos mismos valores. Ellos pusieron sus vidas en peligro para salvar las de muchas otras personas.

La historia del doctor Harutyun Khatchatrian es un ejemplo excelente, pero es sólo una entre muchas salvaciones de vidas humanas de la catástrofe del genocidio. Como hijo de la nación que sobrevivió el genocidio, tengo sentimientos especiales para cada una de esas historias.

Considero de mayor importancia la misión de la Fundación Raoul Wallenberg de arrojar luz sobre estas historias heroicas. La misión de transmitir historias como la de Raoul Wallenberg y de la gente como él y educar a las generaciones en ese espíritu tiene una especial importancia no sólo para el enraizamiento de valores humanitarios y la preservación de la memoria de las víctimas de genocidios, sino también es de gran ayuda en la evaluación imparcial del pasado y por lo tanto, en los esfuerzos destinados a la condena y la prevención de nuevos crímenes horrendos contra la humanidad.

Mi especial agradecimiento al fundador de la Fundación Raoul Wallenberg, Baruj Tenembaum, al Presidente de la Fundación, nuestro compatriota Eduardo Eurnekian y, por supuesto, a todo el personal de la Fundación, por su dedicación, gracias.

 

Estimados asistentes,

Nuestro destino nos ha llevado a convertirnos en combatientes del frente en la lucha contra los genocidios. De hecho, las naciones que han pasado por una catástrofe, tienen una misión especial en la prevención de que vuelva a suceder. La mejor fórmula para la prevención de crímenes contra la humanidad es la elucidación de esas páginas terribles de la historia de la humanidad y la evaluación del pasado a la luz de todos los valores humanos. Creo que es igualmente importante para luchar contra las condiciones previas que producen estos delitos.

La República de Armenia está haciendo todo lo posible para evitar los delitos de genocidio y unir los esfuerzos de la comunidad internacional en la lucha contra los sucesos que los alimentan. Durante años, Armenia ha presentado en diferentes foros internacionales resoluciones para la prevención de genocidios. También ha sido gracias a nuestros esfuerzos que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha adoptado en diferentes años, una serie de resoluciones encaminadas a la prevención de genocidios. Ellos están comprometidos con mantener constantemente en el centro de la atención de la comunidad internacional la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Genocidio y de recordar a los Estados su deber para con la eliminación de los crímenes de lesa humanidad.

No es casual que en el Comité Ministerial del Consejo de Europa, Armenia ha declarado la lucha contra la intolerancia, la discriminación y la propaganda de odio como prioridad de su presidencia. Creemos que es una vergüenza que en el mundo contemporáneo tales hechos no sólo siguen existiendo, sino que están siendo promovidas por algunas fuerzas, incluso a nivel estatal. Debemos estar decididos a erradicar estas manifestaciones en cualquier rincón del mundo.

Para concluir, dirijo una vez más mis palabras de agradecimiento a la Fundación Internacional Raoul Wallenberg por su misión de preservación de la memoria. Si nos olvidamos de Mets Eghern y del Holocausto y dejamos de mencionar a las víctimas de estos crímenes siniestros, si no recordamos ni rendimos homenaje a todos los que salvaron vidas de las garras del genocidio, seríamos cómplices de la repetición de tan espantosos crímenes. El pensador estadounidense del origen judío Elie Wiesel señaló con precisión: «Sin memoria, no hay cultura. Sin memoria, no habría civilización, ni sociedad, ni futuro.»

Nosotros, los armenios, estamos profundamente convencidos de que el Holocausto podría haber sido evitado si hubiera habido memoria del primer genocidio del siglo 20 perpetrado contra los armenios, si hubiera sido debidamente condenado y los culpables hubieran tenido su debido castigo. En este sentido, quiero agradecer a la Fundación Wallenberg por los esfuerzos en recopilar información sobre las personas y organizaciones que salvaron vidas, tanto en el Holocausto como durante el genocidio armenio. Esta misión tiene un valor especial en las vísperas del 100º Aniversario del Genocidio Armenio.

 

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Traducción: FIRW