marzo 3, 2004

El ”obispo” judío

Baruj Tenembaum, pionero del acercamiento religioso

El dirigente judío habla de sus 40 años de esfuerzos para acercar a los hijos de Abraham.

Cuando empezó- allá por la década del 60- a acercar a judíos y católicos, sus amigos, bromeando, lo llamaban ”el obispo”.

Otros que no lo conocían creían que se había convertido al catolicismo. Baruj Tenembaum -un argentino de religión judía- rondaba por entonces los 30 años y ya era el primer judío de América latina recibido en una audiencia exclusiva por un papa, Paulo VI. Poco después, El Vaticano editaba un sello postal conmemorativo del encuentro.

Por entonces Tenembaum había lanzado en el país su primer proyecto para el acercamiento entre las tres grandes religiones monoteístas, la Casa Argentina en Israel-Tierra Santa, una iniciativa casi impensable para la época de no haber acontecido en esos años el Concilio Vaticano II, que abrió de par en par las puertas al ecumenismo y al diálogo interreligioso. Las dictaduras, además, no favorecían el clima.

Tenembaum llegó, incluso, a ser secuestrado años después por la Triple A, bajo el cargo de ”infiltrar de judaísmo a la Iglesia”.

Hoy Tenembaum está feliz por lo logrado a través de Casa Argentina y otras iniciativas: la Fundación Raoul Wallenberg y el Comité Angelo Roncalli, que le valió la adhesión del Vaticano, de 60 jefes de Estado, de 38 premios Nobel y, recientemente, un singular tributo del Congreso de los EE.UU.
-¿Qué lo llevó a esta empresa?
-Consideraba oprobioso, cavernícola que los argentinos de diversas religiones viviéramos en compartimentos estancos. Por caso, era menos común que ahora la amistad judeo-cristiana. Me entusiasmó el espíritu del Concilio. Además, este es un país cuya principal riqueza es la multiplicidad cultural.
-¿Contaba con alguna formación religiosa?
-Era profesor de Biblia y hebreo (estudié para ser rabino, aunque no lo soy) y tuve como alumnos a muchos seminaristas, sacerdotes y pastores evangélicos.
-¿Cómo fueron los primeros pasos?
-Algunos no podían entender cómo alguien se dedicaba a la misión imposible de sentar en
una misma mesa a católicos y judíos para hablar de todo lo que los unía y no de lo poco que los separaba. En un país gobernado por una dictadura era algo que nadie podía concebir como realizable. Pero conocía a muchos dirigentes de diferentes credos.
-¿Encontró eco en la Iglesia?
-Claro que sí. Doy un par de ejemplos: monseñor Ernesto Segura, secretario general del Episcopado encabezó inmediatamente nuestro comité. El entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Caggiano, fue el primer socio de la Casa Argentina.
Además, hubo personalidades de otros ámbitos que se sumaron desde el vamos como Jorge Luis Borges y Natalio Wengrower.
-Además del Concilio, ¿qué importancia le atribuye en el acercamiento a Juan Pablo II?
-Primero quiero destacar al Pontífice queda el primer gran paso: Juan XXIII que fue, precisamente, el que convocó al Concilio. Los extraordinarios pasos dados por Juan Pablo II son la culminación de un proceso iniciado por el Papa Bueno,que comenzó quitando las referencias hirientes al judaísmo en la liturgia del Viernes Santo.
-¿Quedó conforme con el pedido de perdón de Juan Pablo II a los judíos?
-Fue otro gran paso. No desconozco que algunos hermanos judíos hubieran deseado un mea culpa más explícito. Pero después avanzó en su viaje a Israel. Sin duda, estos gestos ayudaron mucho a profundizar el acercamiento.
-¿Cuál fue su mayor logro?
-Contribuir en algo al acercamiento entre judíos y católicos. Y haber conseguido que ese gran titán del diálogo con los judíos que fue el cardenal Antonio Quarracino, haya decidido colocar un mural en la Catedral metropolitana que evoca a las víctimas del Holocausto. Un gesto que no tiene precedentes en ningún templo católico del mundo.
-¿Qué tienen en común cristianos y judíos?
-Muchas cosas, pero destaco el amor a Dios y al prójimo y la esperanza. La esperanza en la llegada de un Mesías: los judíos por primera vez y los cristianos por segunda vez.
-¿Cuál es el peor enemigo del diálogo interreligioso?
-La ignorancia.-