Tulumba

Tulumba (Córdoba)

El romance de mis sierras (Fragmento):

Oh mis sierras de Tulumba,
montañitas deliciosas;
cómo os recuerdo de lejos
y suspiro…por vosotras!

Y eso que os llevo aquí dentro
y os contemplo hora tras hora…

Por adopción, Mons. Durán es hijo dilecto de Tulumba. Había nacido el 2 de agosto de 1883, en Puerto Rico. Hijo de don Jesús Durán y doña Atanasia Hernando. A la edad de siete años se radicó en la ciudad junto a su madre. Su padre había fallecido poco antes.

Desde muy pequeño tuvo vocación por el sacerdocio. Sus estudios secundarios los cursó en el tradicional Colegio Inmaculada dirigido por la Compañía de Jesús, para seguir sus estudios sacerdotales en el Seminario Diocesano.

En la ciudad de Santa Fe tuvo una destacada actuación en la protección de los niños huérfanos, fundando la ”Casa Cuna Atanasia Hernando”. Ejerció la docencia durante muchos años, como la capellanía en las Hermanas Adoratrices.

En 1947 alcanzó la dignidad de monseñor, con el título de Camarero Secreto del Papa Pío XII, como premio a su ejemplar apostolado.

Junto a su sacerdocio tuvo una marcada inclinación por la literatura, historia y poesía. Escribió varias obras, entre ellas ”Páginas del alma”, ”Bajo el sol cotidiano”, ”Las rutas del ensueño”. Todas obras líricas. En el género épico, ”Las mártires ignoradas”, y la más importante de sus obras, el gran poema ”Los Argentinos”, cuya fama trascendió las fronteras de nuestra patria.

Como se ha visto, Monseñor Durán residía en la ciudad de Santa Fe, sin embargo desde muy joven pasaba toda la temporada veraniega en Tulumba, junto a su madre.

En virtud de estos tres meses del año, al que también incorporaba vacaciones invernales, el Padre Durán, como era muy conocido en el pueblo, se transformó en uno de esos personajes distinguidos que se había relacionado con los habitantes no solo de la Villa, sino con el vecindario. Su trato amable, y el afecto que sentía por las tradiciones y costumbres del lugar, hacía que su persona recibiera el afecto cariñoso de todos los pobladores, inclusive de familias de la zona rural, que se regodeaban con sus visitas y dichos camperos.

A Tulumba le llegó el hermoso himno con letra y música de su autoría. Fue un gran animador y colaborador de la Primera Semana de Tulumba (año 1942), en homenaje al ganadero José Márquez, hasta su fallecimiento producido en 1954.

Sus discursos patrióticos fueron de gran valor literario, unido a su notable capacidad oratoria, que solía enardecer los sentimientos cívicos y religiosos donde ponía el acento en la historia y en las mejores tradiciones de nuestra patria.

Fueron inolvidables los recitados de sus bellos poemas en la escalinata del mástil de la plaza ”Granadero Márquez”, cual si fuera un ágora en tiempos de la Grecia clásica.

Allí Mons. Durán presentó sus célebres poemas: ”El romance de mis sierras” (dedicado a Tulumba), ”Lo que dijo el último gaucho”, ”Despedida del payador”, ”Romance de un granadero tulumbano” y el ”Himno Tulumbano”. Estos dos últimos poemas han sido incorporados por el pueblo de Tulumba, como parte de su patrimonio. El himno fue dedicado por el autor al cura párroco Cgo. José María Davila.

La casa que perteneciera en la Villa a Mons. Alfonso Durán ha sido declarada de ”Interés Histórico Provincial”, hace unos años.

Tulumba le ha testimoniado su agradecimiento, colocándole su nombre a una de sus calles. Justo homenaje a este sacerdote ejemplar, que por medio del bello género poético le dio a la histórica Villa gloria eterna.

Himno Tulumbano

Tulumba la Villa hermosa
la de la historia patriarcal
donde el aire es luz y gloria
con arpegios de zorzal.

Tierra de paz y de amores
tierra bendita por Dios,
cada piedra es un recuerdo
cada criollo un payador.

Cantemos su agua, su cielo
su encanto, su tradición;
en Tulumba todo es patria
todo es alma y corazón.

Aquí el sol es más hermoso
las estrellas brillan más;
cantan valles, cantan montes
y también la soledad.

Canta un himno el tabernáculo
maravilla secular;
junto al templo la bandera
de tulumbano telar.

Dios y Patria le dan fuerza,
Márquez le da su valor,
ni envidiados ni envidiosos
todo lo alumbra el amor.

Así brilla humilde y grande
Tulumba que vio nacer
hombres de gestos gloriosos
o a su aurora florecer.

Nota: El himno lleva letra y música de Mons. Durán. Posteriormente el Mayor Roque Ulloque, realizó arreglos para banda, grabándolo en 1991 con su voz y acompañamiento de la banda del 3er. Cuerpo de Ejército.

  • Calvimonte, Luis Q. Tulumba, su historia. Copiar, Córdoba, 1999. 244 pág.
    • Capítulo XIV: Algunos personajes notables de Tulumba. pp. 142-145.
    • Capítulo XIX: Primera Semana de Tulumba – 1º al 7 de febrero de 1942. pp. 189.