Palabras de Monseñor Nicola Girasoli

Monseñor Nicola Girasoli es Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica en Argentina

Señores Obispos,
Señores Rabinos,
Señores Embajadores,
Autoridades religiosas y civiles,
miembros de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg,
Señoras y Señores que nos honran con su presencia:

La gran personalidad y santidad del Beato Juan XXIII, es la que nos atrajo a este encuentro que hemos organizado, conjuntamente, con la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, para recibir una pieza filatélica sin antecedentes en Latinoamérica, producida por el Correo Argentino, a instancias de una iniciativa del Comité Angelo Roncalli de dicha fundación.

En el año 1944, Monseñor Roncalli, era Delegado Apostólico de Su santidad en Estanbul. Allí, desarrolló una gran acción humanitaria organizando un plan para salvar la vida de miles de personas, entre ellos muchos judíos y otros perseguidos por el nazismo, que estaban condenados a morir en los campos de exterminio. Su obra y figura lo ubican junto a la de destacados Salvadores del Holocausto.

La acción humanitaria de Monseñor Roncalli, llevada a cabo desde Estanbul, contribuyó a permitir a muchos de esos refugiados judíos alcanzar Palestina sin ser detenidos.

Otra audaz iniciativa del Nuncio Roncalli, que permitió salvar las vidas a centenares de refugiados perseguidos por el nazismo, fue a través del otorgamiento de certificados de bautismo de conveniencia, los cuales fueron enviados desde la Nunciatura en Estanbul al Arzobispo Angelo Rotta, Nuncio en Budapest.

No debemos silenciar sus intervenciones ante el Rey Boris de Bulgaria a favor de los judíos de ese país, así como las que realizó a favor de los judíos de Transnitria, Rumania, Eslovaquia, Croacia, Grecia, Francia, Alemania y Hungría.

Es que Monseñor Roncalli se identificó con el Amor a Dios y obró en consecuencia.

En 1958, fue elegido Sumo Pontífice y tomó el nombre de Juan XXIII, el Papa a quien todos proclamamos el Papa Bueno. Él convocó el gran Concilio Vaticano II, el Concilio Pastoral que tanto favorece el diálogo interreligioso y alienta las relaciones entre la Iglesia Católica, las confesiones cristianas y no cristianas y, en particular, con el judaísmo, en un marco de generosidad hacia el prójimo, de comprensión y de tolerancia hacia quien cree distinto; de disposición para ayudar a quien sufre cualquiera sea su raza o confesión religiosa; en una palabra, alienta para caminar en fraternidad.

En los últimos años la Fundación Wallenberg está realizano una interesante y valiosa investigación histórica destinada a hacer conocer la importante labor humanitaria que, con tanto, amor, desplegó durtante la segunda guerra mundial, el entonces Delegado Apostólico, Angelo Roncalli.

En el Pontificado de Su Santidad Juan Pablo II, siguiendo las huellas del Papa Juan XXIII y del Concilio, podemos observar cómo se abren de par en par las puertas del diálogo interreligioso y todos reconocemos y agradecemos la incansable labor para llegar a la unidad entre todos los hermanos. Muy significativa es la histórica visita de Juan Pablo II a la Gran Sinagoga de Roma en 1986.

Por último, me permito destacar que el Nuncio Angelo Roncalli, hoy Beato Juan XXIII, es un modelo de inspiración para las futuras generaciones, para el afianzamiento de la tolerancia, el diálogo interreligioso, la no discriminación y la hermandad entre seres humanos de buena voluntad, cualquiera fuese su nacionalidad, raza o religión.

Al concluir estas palabras deseo expresar mi profundo agradecimiento al Correo Argentino por su bien logrado Entero Postal, así como a la iniciativa del Comité Angelo Roncalli y a todos los miembros de la Fundación Wallenberg, por este público reconocimiento al Papa Bueno.

También agradezco a las autoridades que han aceptado compartir estos gratos momentos con nosotros, y a todos los presentes. Augurémosnos, los unos a los otros, que nos contagiemos de la bondad, el amor y la santidad de Juan XXIII.

¡Muchas gracias!