Palabras de Baruj Tenembaum

Mensaje de Baruj Tenembaum, creador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, con motivo de la entrega del Premio Angelo Giuseppe Roncalli.

Centro Rusia Ecuménica, Roma, 12 de junio de 2008

Señoras y señores,

En junio de 2003 tuve el honor de ser invitado a un simposio científico organizado por la Universidad de Bologna y la Fundación para la Ciencia Religiosa Juan XXII con motivo del 40º aniversario del fallecimiento de Angelo Giuseppe Roncalli.

La gran importancia del papado de Juan XXIII así como los documentos acerca de su vida y actividades encontradas en Bologna puede ser la fuente y la razón de una nueva temporada de estudio histórico. El eco alrededor del mundo de la personalidad e imagen del papa Juan XXIII conduce a una implicación de eruditos de diversos continentes y de áreas culturales, para alcanzar un conocimiento mejor de él.

Monseñor Angelo Roncalli, luego conocido como Papa Juan XXIII, intercedió ante el rey Boris de Bulgaria a favor de judíos búlgaros, y ante el gobierno turco a favor de refugiados judíos que habían escapado a Turquía. También hizo todo lo posible para evitar la deportación de judíos griegos. Una de las principales fuentes de información del Vaticano sobre el Holocausto fue provista por Roncalli quien entregó informes la aniquilación de millones de judíos de Polonia y de Europa del este.

A su turno, cuando cumplió funciones como Delegado Apostólico del Vaticano en Estanbul, en 1944, organizó una red de salvataje de judíos y otros perseguidos por el nazismo. Gracias a sus acciones miles de condenados a muerte salvaron sus vidas. Su obra y figura se alinea así junto a las de otros diplomáticos salvadores del Holocausto como Raoul Wallenberg (Suecia), Aristides de Sousa Mendes (Portugal) o Harry Bingham (Estados Unidos).

Una nueva era en las relaciones de la Iglesia Católica con el judaísmo se inauguró con el pontificado de Juan XXIII, el ”Papa bueno”. Se trató de una nueva época de comprensión y tolerancia después de siglos de denigración, prejuicio y persecución religiosa.

Las puertas del diálogo interreligioso que comenzaran a abrirse entonces por obra de Juan XXIII, han sido abiertas de par en par durante el pontificado del Papa Juan Pablo II, el Papa que solía dirigirse a los judíos como ”los hermanos mayores”; que visitara los campos de exterminio del nazismo en señal de contricción y solidaridad con las víctimas judías y que ascendiera en peregrinaje a la Tierra Santa, en el Estado de Israel.

El enorme aporte del Papa Juan Pablo II al diálogo entre la Iglesia Católica y el Judaísmo le colocan en un lugar único en la historia de las relaciones judeo-cristianas, sus acciones llevan una clara señal de bendición y hermandad.

Sin duda el Papa Juan Pablo II halló inspiración para su camino de apertura del diálogo en la semilla de amor fraternal hacia el Pueblo Judío que plantara el Papa Juan XXIII.

En la Fundación Internacional Raoul Wallenberg y en la Casa Argentina en Israel Tierra Santa sostenemos que el verdadero comienzo del camino iniciado hacia el reencuentro de la Iglesia Católica con el Pueblo Judío es aún anterior al pontificado de Juan XXIII; la semilla primera es posible encontrarla ya en la acción humanitaria que desplegara el delegado apostólico Monseñor Angelo Roncalli en relación a los refugiados judíos víctimas de la barbarie nazi. Por ello, entre otros gestos y señales, hemos inaugurado en 1997 dentro de la Catedral de Buenos Aires el Mural Conmemorativo de las Víctimas del Holocausto, primer recordatorio de estas características emplazado en un templo cristiano. Este acontecimiento fue posible gracias a la determinación y espíritu de profunda hermandad del recordado Cardenal Antonio Quarracino y del actual Primado, Cardenal Jorge Bergoglio. En noviembre de 2004, asimismo, una réplica del Mural fue descubierta en la iglesia Vaterunser de Berlín, ejemplarmente conducida por la Pastora Annemarie Werner.

Coincidiendo con la apertura del nuevo milenio, en septiembre del año 2000, en una ceremonia en la Misión Permanente de Observación del Vaticano ante las Naciones Unidas y en presencia del Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Angel Sodano, declaramos abierta la campaña internacional para el reconocimiento de la acción humanitaria desplegada por Angelo Roncalli.

La Fundación Wallenberg viene llevando a cabo en los últimos años una vasta labor de investigación histórica destinada a revelar la importante labor humanitaria que llevara a cabo Monseñor Roncalli. El objetivo es llevar a conocimiento de la opinión pública internacional los hechos altruistas y generosos realizados por el delegado apostólico Roncalli- mucho antes de ser consagrado Papa Juan XXIII.

Hoy es el turno de entregar por primera vez el Premio Angelo Roncalli, una iniciativa de la cual la Fundación Wallenberg, una ONG educativo que tengo el orgullo de haber fundado junto al ex Congresista de los Estados Unidos, Tom Lantos, recientemente fallecido, él mismo salvador por Wallenberg en Hungría en 1944. Vayan aquí, también, mis palabras de profundo reconocimiento a otro de los próceres de la fundación, el inigualable promotor de gestas humanitarias y empresas del espíritu, doctor Natalio Wengrower.

Este premio no puede tener mejor primer receptor que el distinguido intelectual Marco Roncalli, hombre de letras y de prensa a quien reconocemos y humildemente tratamos de estimular con esta distinción. Marco Roncalli cumple con su doble labor siendo fiel a la verdad histórica y a los preceptos del periodismo, llevando al público la mejor versión de la verdad posible así como documentando los hechos de la realidad cotidiana con singular precisión y celo investigativo. Obviamente, su obra respalda su conducta mucho más que mis palabras. Por ello, en nombre de todos los integrantes de la Fundación Wallenberg le deseo lo mejor y lo felicito, animándolo a continuar recorriendo la senda de la verdad, la dignidad y la reconciliación entre todos los hombres y mujeres de buena fe.

Muchas gracias a todos por su atención y presencia, en particular al queridísimo amigo y gran periodista Jesús Colina quien, al frente de la Agencia de Noticias Zenit, está marcando de manera positiva la agenda histórica de las relaciones interconfesionales. Jesús también es un fiel discípulo de las enseñanzas humanísticas de Angelo Giuseppe Roncalli.

Baruj Tenembaum