marzo 10, 2006

Carta de la Pastora Annemarie Werner a Bernardo Jerochim

Evangelische Vaterunser-Kirchengemeinde
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Sr.Bernardo Jerochim
Vía Fundación Internacional Raoul Wallenberg
Argentina
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Berlín, Marzo 10, 2006

Estimado Señor Jerochim,

Ante todo, reciba mis condolencias por la muerte de su hermano. Estoy avergonzada por que la burocracia de nuestro país le impidió a usted viajar para verlo con vida.

Creo que hoy no hay nada para celebrar. Usted y su familia están recuperando lo que el régimen Nacional Socialista les robó: su ciudadanía.

Desde ya que esperamos ansiosos su visita a nuestra iglesia en donde tenemos una réplica del Mural Conmemorativo de las Víctimas del Holocausto emplazado dentro de la Catedral de Buenos Aires.

Es sorprendente ver cuántos factores tuvieron que intervenir para que usted pudiera acceder al derecho básico de su ciudadanía. No se trata de una reparación, ya que nada puede devolverle a usted lo que le ha sido robado y las oportunidades perdidas. Más aún, para que todo haya sido posible fue necesario casi un milagro expuesto en la forma de una delicada trama de diferente sucesos. Y todo comenzó en Budapest, en donde un joven diplomático llamado Raoul Wallenberg puso su vida en juego para salvar gente condenada por el sistema Nazi.

Este caballero desaparecido y olvidado es recordado por Baruj Tenembaum, el creador de la Fundación Wallenberg, quien tuvo la idea de traer a Berlín la réplica del Mural; precisamente a Berlín, cuna del Nacional Socialismo.

En aquella ocasión conoció a un viejo y prestigioso Rabino a quien salvó del olvido y el abandono. Luego, conoció al embajador argentino en Alemania, Enrique Candioti, una persona justa y noble, cuyo hijo, Alejandro, es su abogado y quien en todos estos años sintió en carne propia sus sufrimientos. Todos los esfuerzos del embajador fueron en vano por que la administración alemana declaraba que usted no poseía méritos para obtener la ciudadanía robada. Entonces el embajador pidió ayuda a la Fundación Wallenberg.

Recemos hoy, el mismo día en que usted recibirá un documento (¡tan tarde!) que le permitirá re-unirse son su familia, para que todos, usted y también los diplomáticos que participarán de la ceremonia, se unan a la Fundación Wallenberg para pedirle al Presidente de Rusia, Vladimir Putin, ”Llevemos a Wallenberg a su casa”. Wallenberg también necesita re-unirse con su familia.

Le deseo un feliz Pesaj y rezo para que nos veamos no ”el año que viene en Jerusalén” sino ”este año en Berlín”.

Cordialmente,

Pastora Annemarie Werner
Vaterunser Kirche