Visas para la Vida

 

 

 

Los diplomáticos cuyas historias se presentan en esta exhibición son:

Per Anger, Secretario de la legación Sueca en Budapest, 1944-45

Lars Berg, Agregado en Budapest, 1944-45

Hiram Bingham, Vice-Cónsul estadounidense en Marsella, 1940

Friedrich Born, Delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja en Budapest, 1944-45

Carl Ivan Danielsson, Enviado sueco de la legación sueca en Budapest.

Georg Ferdinand Duckwitz, Cónsul Alemán en Copenhague, 1943

Dr. Feng Shan Ho, Cónsul General de China en Viena, 1938-39


Valdemar Langlet, Delegado de Cruz Roja sueca en Budapest, 1944-45 y agregado cultural en la legación Sueca.

Carl Lutz, Cónsul Suizo en Budapest, 1944-45

Giorgio Perlasca, Encargado de negocios de la legación española, Budapest 1944-45

Monsignor Angelo Rona, Italia, Nuncio Apostolico (embajador) en Budapest 1944-45

Don Angel Sanz-Briz, España, Embajador en Budapest, 1944

 


Dr. Aristides de Sousa Mendes, Cónsul portugués, Bordeaux, junio de 1940

Chiune Sugihara, Cónsul de Japón en Kovno, Lituania, 1940

Selahattin ülkümen, Cónsul General turco en Rodas, julio de 1944

Raoul Wallenberg, Secretario de la legación sueca en Budapest, 1944-45

Jan Zwartendijk, Cónsul holandés en Kovno, Lituania, 1940

Además se rinde homenaje a la Cruz Roja sueca y a Folke Bernadotte y a la Operación Buses Blancos en la exhibición.

 

Es de público conocimiento que los nazis estaban decididos a matar tantos judíos como pudieran atrapar, y de esto se trata fundamentalmente la historia del holocausto. También sabemos que antes de la guerra algunos judíos escaparon a lugares seguros y que durante ella, algunos sobrevivieron al holocausto incluso en territorio ocupado por Alemania. Pero poca gente sabe que muchos miles de judíos fueron salvados y protegidos por diplomáticos pertenecientes a naciones neutrales que mantenían relaciones diplomáticas con la Alemania nazi. De hecho, pocos saben que los judíos fueron salvados por diplomáticos durante la guerra, y dichos actos de salvataje eran más comunes de lo que se piensa. Al final de la guerra miles de judíos fueron rescatados por mujeres y hombres cuyos actos heroicos han permanecido sin ningún tipo de reconocimiento.

Las Visas para la Vida*: el proyecto Diplomáticos Justos ha organizado una exhibición denominada "Visas para la Vida: Los Diplomáticos Justos". La exhibición cuenta por primera vez de este modo, esta historia tan importante y desconocida como es la del holocausto. Está basada en fotografías originales de las familias de los diplomáticos, historias de testigos sobrevivientes y archivos oficiales originales.

Muchas personas han oído de los muy bien conocidas acciones del diplomático Raoul Wallenberg y de sus valientes colegas en la misión sueca en Budapest en 1944-45. Más recientemente se ha hecho conocida la historia del cónsul Chiune Sugihara, el cónsul japonés quien en 1940 rescató a judíos en Kovno, Lituania. La exhibición presenta las historias dramáticas de estos diplomáticos y de muchos otros de distintos países, culturas y clases quienes, al final de la guerra habían salvado o protegido cientos de miles de judíos. En forma colectiva, estas son historias sobre lo que podría ser el rescate más extenso de judíos y otros refugiados durante el holocausto nazi.

El rescate diplomático ocurrió entre 1938 y 1945 en más de 18 países en la Europa ocupada. Fue posible debido a que durante todo el período nazi e incluso durante la segunda guerra mundial, el gobierno alemán mantuvo relaciones diplomáticas normales con un número de naciones. Algunas eran naciones vecinas de Alemania antes de ser ocupadas, otras como Japón, eran aliados alemanes y algunas, como Suecia, Suiza, España, Turquía y Portugal, pudieron mantener su neutralidad durante la guerra.

Como representantes de gobiernos reconocidos por la Alemania nazi, los diplomáticos descriptos en la exhibición pudieron, de así desearlo, extender la protección diplomática de sus naciones a los judíos amenazados por los nazis. Las actividades de rescate y ayuda llevadas a cabo por estos diplomáticos se hizo de muchos modos. Pudieron emitir visas de entrada a sus propios países, o visas de tránsito solicitando la libre circulación, las cuales podían ser usadas luego para obtener visas de salida del territorio controlado por los nazis. Algunos diplomáticos contrabandearon personalmente refugiados a través de las fronteras internacionales. Algunos incluso escondieron judíos en sus embajadas y residencias personales y en algunos casos establecieron casas de protección para proteger a los judíos de las detenciones. Otros llegaron a ir en misiones para tratar de detener las deportaciones a los campos de la muerte.

Ciertos diplomáticos que ayudaron a los judíos lo hicieron desobedeciendo directamente las regulaciones y políticas inmigratorias de sus respectivos países, arriesgando sus carreras. Algunos fueron castigados o censurados, despedidos o desprovistos de sus cargos y pensiones, e incluso condenados al ostracismo en sus propios países por sus valientes acciones. En ciertos casos llegaron a arriesgar sus vidas tratando de salvar judíos. Dos diplomáticos perdieron sus vidas.

Muchos sobrevivientes judíos del holocausto, que fueron salvados por diplomáticos no han tenido la oportunidad de reconocer públicamente a sus salvadores. Dolorosamente, algunos sobrevivientes ni siquiera conocen el nombre de los diplomáticos que los ayudaron a escapar del terror nazi.


Rescates diplomáticos 1938-1945

Para llevar a cabo su campaña asesina contra los judíos europeos, los nazis dependían del apoyo de cientos de miles y de la indiferencia de millones. La mayoría de los judíos que sobrevivieron al holocausto los hicieron por sí mismos, mientras que algunos fueron ayudados por gente buena, amigos, vecinos e incluso de gente desconocida. Entre los que ayudaron a los judíos durante y antes de la guerra se encuentran los diplomáticos descriptos en esta exhibición. Debido a su carácter oficial, los diplomáticos, cónsules, y otros funcionarios representando naciones soberanas se encontraban en una posición única para prestar ayuda.

Antes de la guerra muchos perseguidos judíos buscaban visas desesperadamente para abandonar Alemania y Austria. Sin embargo la mayoría de los países en los cuales buscaban refugio hacían lo posible para impedir el ingreso de los refugiados judíos. Algunos diplomáticos destinados en el Tercer Reich estaban en desacuerdo con la política de sus gobiernos y en algunos casos en contra de las órdenes oficiales, emitían visas para sus países. Dicho documento podía significar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas.

Durante la guerra, los diplomáticos neutrales que trabajaban en la Europa ocupada, algunas veces otorgaban la protección diplomática de sus países a judíos, quienes en realidad no tenían ningún tipo de relación con sus países de origen. Como el gobierno alemán buscaba mantener relaciones diplomáticas apropiadas con esos países neutrales, este plan funcionaba para proteger y salvar judíos.

Chiune Sugihara, el cónsul japonés en Kovno, Lituania, luego dijo que “Aquellas personas me dijeron el tipo de horror que tendrían que enfrentar si no podían escapar de los nazis y les creí. No tenían otro lugar dónde escapar... y si hubiera esperado más, incluso de llegar el permiso, hubiera sido demasiado tarde.”

Aunque los números exactos no son claros, podemos estar seguros de que estos pocos diplomáticos ayudaron y rescataron a miles personas, quizás incluso el número más grande de judíos restantes en la Europa ocupada durante el holocausto. A pesar de ello fueron modestos sobre sus logros. Cuando el italiano Giorgio Perlasca, quien se convirtió en el encargado de negocios en Budapest, preguntó por qué lo hizo, simplemente dijo: “Porque no podía soportar ver a personas ser marcadas como animales. Porque no podía soportar ver a niños ser asesinados. Creo que fue eso. No creo ser un héroe.”

Como representantes oficiales de sus gobiernos, los diplomáticos estaban obligados a seguir las leyes y políticas inmigratorias de sus países. Al emitir visas a refugiados judíos, algunos actuaron en contra de las órdenes explícitas de sus gobiernos, y superiores. Hacer ésto puso en riesgo sus carreras y en consecuencia, sus medios de vida. En junio de 1940, el cónsul general portugués Aristides de Sousa Mendes, luego de emitir más de 30,000 visas a judíos y otros refugiados en Bordeaux, Francia, explicó que “mi gobierno le ha negado todas las solicitudes de visa a los refugiados. Pero no puedo permitir que muera esta gente... voy a otorgarle una visa a cada persona que lo solicite... incluso si soy removido de mi puesto sólo puedo comportarme como cristiano, como lo indica mi conciencia.”

Poco después, de Sousa Mendes fue despedido del Ministerio de Relaciones Exteriores portugués. Fue privado de su rango y perdió su pensión. Obligado a vender su casa y olvidado por sus amigos, de Sousa Mendes sufrió dos derrames cerebrales que lo dejaron parcialmente paralizado. A pesar de ello no se lamentaba, y más tarde dijo: “Si tantos judíos pueden sufrir por una persona (Hitler), entonces un cristiano puede sufrir por judíos.” En 1954, de Sousa Mendes murió en la pobreza.

Luego de más de 60 años, algunos de los diplomáticos que se presentan en esta exhibición todavía faltan ser reconocidos, honrados o incluso en algunos casos “rehabilitados” en sus propios países. Sorprendentemente, en algunas ocasiones luego de la guerra, algunos de los diplomáticos y sus familias fueron castigados por sus valientes acciones, incluso soportando privaciones económicas. Las familias de aquellos diplomáticos les han solicitado a sus gobiernos que les restituyan el nombre y honor de sus padres.

 

* Una produccion del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, auspiciada por Yad Vashem y el Centro Wiesenthal.