Kurt Landsberger

P: ¿Cuál es el nombre de soltera de su abuela?
R: Berta. B-E-R-T-H-A. Creo que se escribe con T-H… Hoffman. H- doble O- F-M-A-N.

P: ¿En qué ciudad y país nació?
R: Nació en Hungría. Luego se casó, se mudó con su marido a Praga, Checoslovaquia. Allí nació mi madre y su hermana menor. Mi madre se casó de muy jóven y no se llevó bien con su marido… Así que cuando yo tenía dos años se divorció de mi padre y se mudo a Viena para estar con el hombre con quien quería estar … el señor Landsberger. Y naturalmente me llevó con ella y crecí en Viena.

Mi abuelo, Hugo Hoffman, murió cuando yo tenía cinco años. Volvimos a Praga y estuve en su funeral. Como mi abuela no podía mantenerse sola económicamente, ella también se mudo a Viena. Por un tiempo, tuvo un salón de belleza pero no le iba muy bien. Cuando mi padre mejoró económicamente nos mudamos a un distrito mejor y alquilamos un cuarto para ella cerca de nuestro domicilio. Luego apareció Hitler. De hecho, el ejército de Hitler marchó por debajo de nuestra ventana. Teníamos lo que creo se llaman ventanas francesas, no era un balcón sino una baranda casi pegada a la ventana. Un día nuestro perro orinó desde allí sobre el ejército alemán pero, afortunadamente, nadie lo notó.

Mi padre biológico llamó desde Inglaterra y dijo, refiriéndose a mi: ”Mándenlo conmigo” pero mi madre, que no se llevaba bien con él, le dijo que no. Un día recibí una carta de la policía diciendo que como todavía era ciudadano checo y no había sido adoptado, debía abandonar el país en cuatro semanas. Mi madre, obligada por las circunstancias, debió comunicarse con mi padre para decirle que me enviaría con él. Así fue como conocí a mi padre por primera vez en 16 años.

Luego viajé a Nueva York ayudado por la declaración jurada de una señora que vivía en el edificio Dakota House en la 72nd Street, una mujer muy rica. De ese modo llegué a América.

Entre tanto, mi abuela se había ido a Budapest donde tenía un primo y algunos amigos. Allí recibió el Schutzpass de Wallenberg pero poco tiempo después falleció mientras dormía.

P: ¿Cuál es la fecha de nacimiento de su abuela?
R: Nació el 9 de enero de 1879 en Budapest. Su altura era de 1,62, tenía cabello gris y ojos azules. Su nombre de nacimiento era Berta Eisler. De los pocos parientes que tenía acá eran todos Eislers. Dos de los Eislers se hacían llamar Eys. Fueron escritores famosos. Cuando llegaron a América conocí a uno de ellos que trabajaba para MGM. Antes de que el ejército me enviara al exterior mi esposa y yo hicimos un largo viaje a dedo hasta Los Angeles.

P: ¿Sabe dentro de qué tipo de comunidad se crió su abuela? ¿Era una comunidad judía?
R: Yo no diría que eramos una familia muy religiosa. Pero sí, éramos todos judíos y estaban casados. Puede incluso que tenga alguno de sus documentos viejos en algún lado.

P: ¿Su familia era religiosa antes de la guerra?
R: No.

P: ¿La guerra afectó de algún modo su religión?
R: No sé. Sé muy poco de ella.

P: ¿Sabe cuándo fue que su abuela supo de Wallenberg por primera vez?
R: No.

P: ¿Se escondía su abuela?
R: En ese tiempo, la mayoría de los judíos vivían en ciertos edificios que les eran asignados. Y allí vivía mi abuela. Y allí, por lo que tengo entendido, era dónde los mensajeros de Wallenberg iban y los buscaban. Si alguna vez lo conoció en persona no sé.

P: ¿Cuándo supo de Wallenberg por primera vez?
R: Uh, después de la guerra.

P: ¿Por la historia de su abuela?
R: Sí, pero había otras historias también. ¿Alguna vez escuchó sobre el diario Aufbau? Bueno, el Aufbau tenía muchas historias sobre Wallenberg y nosotros nos suscribimos al periódico.

P: ¿Así que no hasta después de la guerra supo sobre el Schutzpass?
R: No. De hecho, supe que lo tenía mucho después de la guerra.

P: ¿Quién le contó sobre el Schutzpass y la historia de su abuela?
R: Como dije fue un pariente que sobrevivió. Y ella… ella me pregunto si lo quería y le dije que sí naturalmente y también me dijo que (mi abuela) murió por causas naturales antes de que la mayoría de las personas fueran enviadas a los campos.

P: ¿Conoce la fecha de su fallecimiento?
R: No.

P: ¿Cuáles eran las historias sobre Wallenberg en ese entonces?
R: Sé muy poco sobre lo que la gente decía. Todos parecen conocer su nombre. Como habrá visto en el parque. Y construyeron un monumento en Parsippany, Nueva Jersey. Me contactó Etlinger y enviamos dinero para una piedra pero nunca pude encontrar mi piedra allí y estuve presente cuando hicieron la inauguración. Obviamente nos sentimos muy agradecidos (con Wallenberg)… no hubo muchos como él. Así que ahora conocemos más de los gentiles que salvaron personas.

P: ¿Por qué considera que es importante mantener viva hasta hoy una historia como la de Wallenberg?
R: Bueno, desearía que tuviésemos un Wallenberg en Darfur u otros lugares. Desafortunadamente no lo tenemos. Él es uno de los pocos que verdaderamente hizo algo, realmente actuó. Y eso no está ocurriendo muy seguido, incluso hoy en día. Sea Kosovo o Darfur o donde sea.

P: ¿Qué siente con respecto a Wallenberg?
R: ¿Qué siento? Estoy agradecido de que intento ayudar a mi abuela. Lamento lo que le ocurrió. Y creo en los años venideros Wallenberg siempre será famoso.

P: ¿Qué cree que diría si estuviese sentado aquí hoy?
R: ¿Qué vamos a almorzar? (Risas). No, no lo sé. Probablemente tendría una oficina en la ONU. Y participaría.

P: ¿Cree que tendría algún consejo?
R: Es fácil dar consejo, el problema es que poca gente escucha. Eso le ocurrirá a usted cuando crezca, se case y tenga hijos. Les dará consejos.

P: ¿Le gustaría decirle algo si pudiese?
R: ¿A Wallenberg? Gracias. Eso es todo lo que puedo decir. Gracias no sólo por mi abuela sino por lo que hizo. Porque, en realidad hay pocos nombres que son famosos … el diario de Anne Frank y Wallenberg… y ¿quién más?

P: ¿Por qué donó dinero a la biblioteca?
R: Mi esposa y yo estamos pagando por un colección en dos bibliotecas públicas. La mayor parte buena de la colección sobre el Holocausto está en universidades o lugares especializados como Leo Beck u otros y la biblioteca pública promedio puede que tenga un par de libros pero nada en realidad interesante. Así que con mi esposa estamos proveyendo los fondos para ello en Nueva Jersey, cerca de nuestra oficina de la sociedad, donde viven muy pocos judíos, y también aquí en Verona.

A través de los años la colección ha crecido, tenemos pinturas, y ahora gracias a Internet y a la interbiblioteca…. entiendo que los libros salen constantemente porque es raro que una biblioteca tenga tantos libros sobre el Holocausto. Las bibliotecas están en constante demanda de libros. Así que es muy útil esto y estoy feliz de que lo estemos haciendo. Nosotros no decidimos qué libros comprar. Eso lo decide el bibliotecario que ha hecho un excelente trabajo. En otras palabras, si cada biblioteca tuviese el dinero que desea, le apuesto que tendrían muchos libros que ahora no tenemos, no solo sobre el Holocausto.

P: ¿Cree que es importante enseñarle a los pequeños sobre el Holocausto?
R: Por supuesto. No solo sobre el Holocausto. Sino sobre cualquier lugar del mundo donde estén tratando de matar personas por razones de raza, color, credo. Y luego de la guerra dijimos que no volvería a suceder y continua pasando todo el tiempo. Creo que seguirá ocurriendo mientras este mundo exista. Salvo que un día, por el calentamiento global, este mundo cese de existir.

P: ¿Hay algo más que quiera compartir con nosotros?
R: No, me alegra que hayan venido. Me alegra que me haya dedicado tanto tiempo.

Creditos:

Entrevista y Transcripción: Adriana Lee
Traducción: Belén Closas