noviembre 25, 2010

Un sobreviviente del Holocausto en la Parroquia San Pablo Apóstol

Una vez más, David Galante, con su generosidad habitual brindó su testimonio frente a un número importante de alumnos que escucharon con inusitada atención  y algunos, con lágrimas en los ojos.

Cuando finalizó su relato en la Parroquia San Pablo Apóstol de la Ciudad de Buenos Aires, el 24 de noviembre de 2010, y los alumnos fueron invitados a hacer preguntas, al comienzo no resultó fácil. Para ellos era la primera experiencia con un sobreviviente del Holocausto y seguramente necesitaron un tiempo para procesar lo que habían escuchado.

Un rato después, empezó el intercambio. Las inquietudes que mostraron evidenciaron que el mensaje había llegado.

Vale la pena comentar las preguntas ya que demuestran la sensibilidad y la empatía de los chicos:

–          ¿Cómo logró salir?

–          ¿De dónde sacó la fuerza?

–          ¿Qué sintió en el momento de la liberación? ¿Pensó que era cierto?

–          ¿Se pudo encontrar con otros sobrevivientes?

–          ¿Hubo algún momento en que dio por vencido?

–          ¿Vio compasión en alguno de los nazis?

–          ¿Superó los miedos?

–          ¿Cómo era el día a día, la rutina en el Campo?

–          ¿Qué sintió durante la dictadura acá en Argentina? ¿Tuvo miedo de que pasara lo mismo?

–          ¿Qué hacían con los bebés?

–          ¿Qué siente hacia los nazis?

–          ¿Las películas representan la realidad o la exageran?

David, tal como prometió, contestó cada una de las preguntas: “La esperanza de vivir un día más…A los 18 años siempre se tiene fuerza para seguir viviendo… La liberación, al principio no sabíamos lo que era eso, no sabíamos lo que los rusos nos iban a hacer… Los nazis no tenían compasión… No tuve miedo de que la dictadura fuera lo mismo, es imposible que vuelva a pasar lo mismo… Las películas no reflejan la realidad, hay cosas demasiado fuertes que no se pueden representar…Fui superando los miedos, hablar hace bien…”

El encuentro terminó con un sentido aplauso y una gran fila de chicos que querían abrazar o darle un beso a David. Algunos pidieron su firma.

Las autoridades del colegio comentaron que esos alumnos no suelen ser tan expresivos y comunicativos habitualmente. Fue claro que algo los sacudió.

La experiencia en este colegio de educación religiosa, me dejó una sensación muy esperanzadora. Vi en esos chicos, educados en valores auténticamente cristianos una sensibilidad y un respeto dignos de destacar.

La actividad  forma parte del Programa Educativo «Wallenberg en la Escuela», coordinado por la Lic. Lidia Assorati.

Lic Diana Liniado
Programa Educativo Wallenberg en la Escuela