abril 12, 2011

Salvadores de Berlín obtienen reconocimiento

Los casos de los salvadores de víctimas del Holocausto, los berlineses Paul y Helene Pissarius y su hija Eva Cassirer, investigados y documentados por la Fundación Raoul Wallenberg, obtuvieron el reconocimiento oficial de Yad Vashem.

El mes pasado, dos casos que fueron investigados y documentados por la Fundación Wallenberg (FIRW) obtuvieron el reconocimiento oficial de Yad Vashem. Los casos en cuestión son el de Paul y Helene (Leni) Pissarius, quienes durante más de dos años dieron refugio en su casa de Berlín a Ernst Joseph y a sus padres, y el de Hannah Sotschek y su hija Eva Cassirer quienes refugiaron a Elisabeth Joseph (nacida Jacoby).

En 2010 la hija del matrimonio Joseph se comunicó con la Fundación Wallenberg para solicitar que se reconociera la gesta de quienes habían salvado a sus padres. Un equipo de investigadores de la FIRW comenzó a trabajar en el caso, obteniendo documentos y recogiendo testimonios. El testimonio clave fue el de Elisabeth Joseph quien hizo un relato de primera mano sobre sus días en el escondite de la casa de Hannah Sotschek y Eva Cassirer en Berlín, al tiempo que confirmó la historia de su por entonces amigo, Ernst Joseph, quien se convirtió en su marido después de la guerra.

Elisabeth Joseph llevaba una vida cómoda en Berlín junto a sus padres, su hermano y su niñera. Tomaba clases de ballet y soñaba con una carrera profesional hasta que en 1937, cuando tenía 14 años, Hitler prohibió a los judíos asistir a cualquier tipo de escuela. Su familia tuvo que mudarse a un apartamento más pequeño ya que no le fue permitido continuar viviendo en su antiguo barrio.

Un día llegó una orden de trabajo forzoso dirigida a Elisabeth y a su hermano. Ambos fueron convocados para trabajar en la fábrica de Siemens-Halske. Una tarde, al volver del trabajo, encontraron su apartamento sellado por la Gestapo y un aviso clavado en la puerta que les ordenaba presentarse en un centro de detención. Así fue como pasaron a la clandestinidad refugiándose primero en la casa de su ex niñera y, más tarde, moviéndose de un lugar a otro, escondiéndose en sótanos y casas abandonadas. Un día el hermano de Elisabeth no volvió al escondite y nunca más lo volvió a ver.

Elisabeth continuó caminando por las calles de Berlín durante el día y refugiándose por las noches en el baño de la estación de tren “Banhof-Zoo”. Durante uno de sus paseos diurnos escuchó que alguien gritaba su nombre. Se trataba de Eva Cassirer, una joven algo mayor que ella y ex compañera de escuela. Eva invitó a Elisabeth a pasar la noche en su casa. La madre de Eva, Hanna Sotschek, mujer acaudalada y hermosa que sabía que los padres de Elisabeth habían sido detenidos, decidió ayudar a la niña. Elisabeth recibió una nueva identidad y vivió abiertamente como mucama de la casa. Su nuevo documento de identidad, a nombre de Liselotte Lehmann, fue provisto por un amigo de Eva.

Elisabeth vivió en la casa de Hanna Sotschek durante más de dos años. Después de la guerra se casó con Ernst Joseph, quien sobrevivió a la guerra gracias a la ayuda de otra familia alemana de Berlín.

Ernst Joseph nació el 17 de julio de 1915. Su familia poseía la “Firma Lippman”, una pequeña empresa de importación-exportación de productos enlatados que se vieron obligados a liquidar poco después de que las leyes contra los judíos entraran en rigor.

De 1940 a 1941 fue forzado a trabajar en la construcción de carreteras y en la fábrica Siemens-Halske. Sabiendo que la Gestapo estaba arrestando a judíos en sus puestos de trabajo y en las calles, Ernst buscó un escondite lo suficientemente grande para él y para sus padres, Leopoldo y Bertha. A instancias de Oscar Materne, ex socio de negocios, se contactó con Paul y Leni Pissarius quienes aceptaron ayudarlo.

Durante los próximos dos años y medio la familia Joseph permaneció escondida en la casa de los Pissarius. Aunque de vez en cuando Ernst salía en busca de alimentos y medicinas en el mercado negro, sus padres Leopold y Bertha nunca abandonaron el apartamento. Leopold tenía un historial de problemas médicos y debido a la falta de atención murió de un derrame cerebral en febrero de 1945. Fue Paul Pissarius quien ayudó a Ernst Joseph a colocar el cuerpo de su padre en un carro y a arrojarlo al río Spree en medio de la noche, no muy lejos de su casa. Cuando Berlín se rindió, el 2 de mayo de 1945, Ernst y su madre llevaban 27 meses escondidos en la casa de los Pissarius.