octubre 18, 2012

Kafkiano

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Señor, – La Corte de familia de Tel Aviv falló sobre la colección de obras de Franz Kafka, considerándola patrimonio histórico («TA corte: obras de Kafka deben prestarse a la Biblioteca Nacional, 90 años después de su muerte,» el 15 de octubre). Como resultado de la decisión del Tribunal, el público podrá acceder a este tesoro cultural, un hecho que no puede ser minimizado.

Dicho así, uno no debe olvidar al verdadero héroe de esta saga, Max Brod, quien literalmente actuó como un Salvador, ignorando las instrucciones inequívocas de Kafka de incendiar su trabajo.

Ante el dilema de cumplir con los deseos de su amigo, o legar al mundo uno de las más preciados tesoros literarios conocido por la humanidad, Brod optó por esto último.

La Fundación Internacional Raoul Wallenberg se dedica a preservar y difundir el legado de los salvadores, como Raoul Wallenberg y otros. En lo que nos concierne, salvadores no son sólo aquellos que rescataron vidas humanas, sino también quienes, como Max Brod, rescató el patrimonio cultural.

Sin duda, no puede equipararse la salvación de vidas a salvar un patrimonio cultural.

Brod no enfrentó los mismos peligros que quienes durante la Shoah arriesgaron sus vidas para salvar a otros, pero a pesar de esto, la trascendencia de su decisión fue de largo alcance para las generaciones venideras.

¿Pueden imaginar como se vería el mundo sin el legado de Kafka? No podemos. Es por eso que tenemos una deuda infinita de gratitud con Max Brod.

Baruch Tenembaum

El autor es el fundador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg

Traducción: FIRW