mayo 24, 2016

Homenaje a Sir Nicholas Winton en Londres

Se llevó a cabo un servicio en memoria de Sir Nicholas Winton MBE en el Guildhall, Londres, el 19 de Mayo de 2016, el día que habría sido el 107 cumpleaños de Sir Nicky, quien falleció el 1 de julio de 2015. The Guildhall es un edificio histórico situado en la ciudad de Londres y sus orígenes se remontan al siglo 12, aunque el edificio actual se inició en 1411. El lugar es sede de grandes eventos y celebraciones de Estado. Aproximadamente 400 personas estuvieron presentes.

El servicio fue inaugurado por Barbara Winton, hija de Sir Nicky. Habló brevemente sobre los primeros años de su padre, sus padres y su matrimonio con su madre. También describió el descubrimiento de su maletín en el ático, que contenía los documentos relativos a los 669 niños para los cuales se organizó el transporte en tren de Praga en 1938, poco después de la anexión de Checoslovaquia por la Alemania nazi. Los documentos habían permanecido ocultos en el ático durante décadas. La familia decidió que estos documentos eran importantes, sobre todo para los niños que fueron transportados, ya que forman parte de su historia personal.

El segundo orador viajó en ese tren cuando era un niño de seis años.

Después de estos dos discursos hubo un interludio musical con Fiona MacDonald y Melinda Hughes quienes cantaron «Oración de la Tarde» de «Hansel y Gretel» de Engelbert Humperdinck.

Quizás el momento más conmovedor del servicio tuvo lugar cuando se presentó  Esther Rantzen, una conocida celebridad británica que condujo un programa llamado «Así es la vida» por unos 21 años. El programa en sí hacía referencia principalmente a cuestiones de la sociedad y divertidas anécdotas de la vida cotidiana. Sin embargo, un episodio del programa fue memorable para la «aparición» de Sir Nicholas Winton como el salvador de 669 niños judíos checoslovacos antes del advenimiento de la Segunda Guerra Mundial. Esta parte del programa se puede encontrar aquí. Fue la primera ocasión en que el país, y por lo tanto el mundo, se enteraron de Nicholas Winton y su Kindertransport Checo. Ester pidió entonces por esas personas entre los presentes que le debían su vida a Nicholas Winton. Alrededor de sesenta personas, jóvenes y mayores, se pusieron de pie, recordando a todos que no sólo 669 le deben sus vidas, sino también sus descendientes. Hubo muchos momentos conmovedores en el servicio, pero éste tal vez tuvo el mayor impacto.

Después de describir esta escena de su programa, Esther Rantzen presentó a cuatro pasajeros del kindertransport: Lady Milena Grenfell-Baines (Reino Unido); Alicia Masters (EE.UU.); Ruth Hálová (República Checa); Hugo Marom (Israel).

Cada uno tuvo la oportunidad de describir su viaje y lo que Nicky Winton había hecho por ellos. Los relatos eran conmovedores, ya que los primeros pasajeros describieron el desconcierto de salir de su casa, que parecía relativamente tranquila, debido a que no estaban al tanto de la sombra oscura que se extendía sobre Europa en ese momento. Lady Grenfell-Baines habló del sacrificio hecho por sus padres por su seguridad, para en muchos casos nunca volver a verlos. También anunció que se estableció un fondo para erigir una estatua en honor de esos padres. Para aligerar el ambiente, también describió una excursión que tuvo con Sir Nicky que incluyó un vuelo durante el cual se le ofrecieron los controles. Durante media hora, recordó, ella era consciente de que estaba siendo trasladada en vuelo por alguien de 104 años de edad. Sir Nicky le aseguró que así como uno no se olvida de andar en bicicleta, tampoco se olvida cómo volar un avión.

El hijo de Sir Nicky, también llamado Nicholas dio una versión muy divertida del resto de la vida de su padre incluyendo la razón por la que se inclinó por el esgrima (para evitar jugar al cricket en la escuela) y su amor por el esgrima, en la que llegó a ser muy competente.

Michael Zantovsky, director de la Biblioteca Vaclav Havel en Praga, hasta hace poco el Embajador de la República Checa en el Reino Unido, habló sobre la visita de Sir Nicky a Praga.

Melinda Hughes entonces cantó «O mio babbino caro» de Puccini.

El homenaje terminó con la «Oda a la alegría», Sinfonía n 9 en re menor de Beethoven (también el himno de la Unión Europea). Los temas del evento, aunque teñido de tristeza por la pérdida de este extraordinario individuo, la agonía de los padres despidiéndose de sus hijos y el viaje a lo desconocido de los propios niños, fueron también de esperanza y posibilidad. Dos mensajes quedaron: que todavía hay niños refugiados que necesitan ayuda y que una persona puede hacer una diferencia significativa en la vida de los demás.

 

Traducción: FIRW