septiembre 15, 2014

Fallece en Buenos Aires el doctor Natalio Wengrower

El doctor Natalio Wengrower, uno de los más prestigiosos dirigentes sociales y comunitarios de Argentina, falleció en la ciudad de Buenos Aires el 12 de septiembre de 2014, a la edad de 88 años.

Por más de veinte años fue presidente y conductor del desaparecido Instituto Cultural Argentino Israelí y durante más de una década lideró la misión de la Fundación Raoul Wallenberg en Argentina.

La Fundación Raoul Wallenberg recuerda y rinde tributo a Natalio Wengrower reproduciendo una entrevista concedida en 2007 al semanario Mundo Israelita.

Doctor Wengrower, ¿podría contarnos cuál es la misión de la Fundación Wallenberg?

NW: La Fundación Wallenberg es una organización no gubernamental que no depende de gobiernos ni de Estados ni de partidos políticos de ninguna especie. Su funcionamiento está garantizado por sus miembros en cada una de las sedes, Buenos Aires, Jerusalén, Nueva York y Berlín. Su misión es educar a través de programas llevados adelante exclusivamente por su cuerpo de voluntarios. Los pilares base de nuestros emprendimientos educativos son la solidaridad y el coraje cívico, valores que animaron las conductas de decenas de miles de personas que ayudaron a numerosos judíos a eludir una muerte segura a manos del nazismo. Para impulsar nuestra misión educativa hemos puesto en marcha hace más de cinco años el programa «Wallenberg en la Escuela», emprendimiento que cuenta con los auspicios del ministerio de educación de la ciudad de Buenos Aires y ejecutado por un destacado equipo de docentes voluntarios. Decenas de escuelas y miles de alumnos ya han participado de este programa que crece día a día con gran demanda de escuelas de Buenos Aires y otras ciudades de diversas provincias.

¿Cuáles son los logros más destacados de la fundación en los últimos años?

NW: Son cuantiosos pero trataré de hacer una síntesis. Por ejemplo, creo que uno de los emprendimientos más significativos ha sido lograr instalar, por primera vez en la historia, un memorial dedicado a las víctimas del Holocausto dentro de un templo católico, ni más ni menos que la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Allí, en la capilla de la Virgen de Luján se encuentra una obra de arte de 1,80 de alto por un metro de ancho que exhibe hojas de libros de rezo halladas en los campos de exterminio del nazismo. La inauguración se la debemos al Cardenal Antonio Quarracino -fallecido en 1998- y su preservación obedece a la decisión del actual Primado, Jorge Bergoglio. Este recordatorio ya ha sido visitado por centenares de miles de personas y existe una réplica del mismo que inauguramos en la iglesia Vaterunser de Berlín en 2004 merced a los buenos oficios de la pastora Annemarie Werner (Iglesia Evengélica de Alemania), un puntal del diálogo interconfesional en Europa. En 1997 logramos que el Correo Central de la Argentina emitiera una estampilla conmemorativa del Mural, el único sello postal hasta el día de hoy que lleva impresas letras del alfabeto hebreo: la palabra Pesaj impresa en la página de un Seder que ocupa el lugar central en el Mural.

El Cardenal Quarracino es recordado por su posición abierta al diálogo. El Mural es un gesto que lo enaltece.

NW: Sin dudas, pero, además, le comento algo que pocas personas saben. En 1992 el Cardenal Quarracino se convirtió en el primer Primado argentino que en condición de tal visitó Tierra Santa. Su peregrinaje por los lugares más caros al catolicismo quedaron registrados en el film «Primer Primado Peregrino», documental producido por la Fundación Wallenberg que se puede ver en Internet gratuitamente. Y no es el único film que hemos producido: tambíen tenemos «Legado», un documental largometraje que narra la historia de la colonización judía en Argentina. Legado fue premiado en numerosos festivales de cine alrededor del mundo y hoy puede ser alquilado en cualquier video club o comprado a través de nuestra organización.

Conocemos el Mural y nos parece un logro superior. También tenemos entendido que la Fundación ha creado un Comité Internacional en tributo al Papa Juan XXIII.

NW: Así es. El «Papa Bueno», como le decían. La historia nos cuenta que antes de ser Papa, Angelo Giuseppe Roncalli (su nombre bautismal) se desempeñó, entre otros cargos de la Curia Romana, como Delegado Apostólico en Estanbul durante la segunda guerra mundial. En esa capacidad realizó grandes esfuerzos y planificó el salvataje de miles de judíos húngaros que integraban la última comunidad hebrea intacta hacia finales del conflicto bélico. Mediante un supremo ardid, en combinación con factores de la Agencia Judía, firmó miles de certificados de bautismo que luego fueron completados con los nombres de las personas salvadas. Esto no quiere decir que haya habido conversión forzada ya que Roncalli aclaró en todo momento que se trataba de una maniobra extrema para salvar vidas y que quienes detentaban esos certificados seguirían, obviamente, siendo judíos. Luego de la gesta de Wallenberg la de Roncalli quizás haya sido una de las más dramáticas en la historia de la Shoá. Siguiendo una idea de la Fundación Wallenberg el Correo Central de Argentina emitió en 2003 un entero postal conmemorativo de la figura y la gesta de quien en 1958 fuera consagrado como Papa Juan XXIII.

Ya que menciona a Wallenberg podría contarnos algo acerca del nombre de la fundación. Por que adoptó el nombre de ese salvador en particular.

NW: Como usted bien sabe Wallenberg había nacido en el seno de una familia sueca poderosa. Wallenberg estudió arquitectura en los Estados Unidos. A su regreso a Suecia no tenía en claro a qué quería dedicarse. Era un hombre de acción que necesitaba sentir en sus venas el vértigo que sólo producen las grandes empresas. A través de miembros encumbrados de la sociedad sueca fue propuesto a una agencia de los Estados Unidos como la persona que, desde la embajada de Suecia en Hungría, intentaría hacer todo lo posible por los judíos húngaros, como le señalé, la última comunidad nacional judía no afectada por los planes genocidas de Adolf Hitler. Así fue como en julio de 1944 llegó a Budapest y de inmediato se abocó a salvar a la mayor cantidad de vidas posible. Para ello inventó un falso pasaporte sueco que garantizaba inmunidad a quien lo portara ya que Suecia era un país neutral durante la guerra. De este modo, utilizando la logística de la delegación diplomática sueca en Budapest y emitiendo decenas de miles de pasaportes -que llegó a distribuir desde los techos de los vagones de los trenes que estaban destinados a Auschwitz- fue como rescató a casi cien mil vidas de las garras homicidas de Adolf Eichmann quien personalmente se encargaba de los planes asesinos en la propia capital húngara. Considero que Wallenberg es EL héroe del siglo veinte. Su coraje y su determinación de hierro produjeron una de las empresas de salvataje más grande que recuerden los registros históricos. Lamentablemente fue detenido por el ejército soviético el 17 de enero de 1945 y nunca más fue visto. Hasta el día de hoy continúa siendo un desaparecido, figura trágica que los argentinos, lamentablemente, conocemos muy bien.

¿Quiénes integran la Fundación Wallenberg, doctor Werngrower?

NW: Personalidades de la cultura, las ciencias y las artes a nivel mundial. En nuestra membresía honoraria hay más de cien jefes de estado y otras tantas personas galardonadas con el premio Nobel. En Buenos Aires me enorgullezco de tener a mi lado ni más ni menos que a José Ignacio García Hamilton y a Marcos Aguinis, dos figuras ejemplares de la academia y de la historia.

Además de lo relacionado con los Salvadores o Justos entre las Naciones, misión que le da una perspectiva diferente y enriquecedora a la Shoá, la Fundación Wallenberg cumple un rol importante en la promoción del diálogo interconfesional, ¿no es así?

NW: Claro. Consideramos que la religión es un factor decisivo en la construcción y mantenimiento de la paz entre los pueblos. Ya vemos lo que se hace y deshace en nombre de la religión cuando se la utiliza espuriamente como pantalla para fines que nada tienen que ver con la fe. Por eso la Fundación Wallenberg impulsa iniciativas tendientes a crear ámbitos de diálogo y encuentro entre representantes -laicos y religiosos- de las distintas religiones, en particular el islamismo, el cristianismo y el judaísmo. A este respecto una de las organizaciones asociadas a la Fundación Wallenberg, la Casa Argentina en Israel Tierra Santa auspició en 1968 el viaje de Raúl Soldi a Nazareth para que en una de las paredes de la Basílica de la Anunciación el gran maestro de la plástica argentina produjera una de las obras de arte que mejor simboliza el tronco común a islámicos, judíos y cristianos; me refiero al Fresco «Nuestra Señora de la Anunciación», un mural de seis metros de alto que recrea la leyenda de la Virgen de Luján. Más de tres millones de personas ya admiraron esa obra de arte argentino para el mundo desde su descubrimiento hace casi cuatro décadas.

Para finalizar, doctor Wengrower, ¿cuál es su mensaje a las jóvenes generaciones que desconocen gran parte de la historia reciente pero que esperan ejemplos de la clase dirigente argentina?

NW: Lo primero que les diría es que no renuncien nunca a la lectura. Leer independiza y es la mejor herramienta para la construcción de juicios sólidos. Por otra parte, les sugeriría lo mismo que les digo a mis cinco nietos: que estudien, que sean perseverantes, que se esfuercen con disciplina y que traten en todo momento de ser personas de bien. El judaísmo en particular cuenta con un acervo de enseñanzas que merece ser estudiado, su conocimiento es una herramienta inapreciable tanto para la formación de la personalidad como para la construcción del individuo en un ser útil, sano y armonioso, tanto para la vida privada como para el necesario respeto de nuestro prójimo, virtud que se alcanza a través de entendimiento del otro aceptando aquellas cosas que nos diferencian.

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