diciembre 26, 2017

Una obra que reconoce a héroes anónimos que salvaron judíos

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La persecución nazi a los judíos terminó en una feroz matanza con millones de muertos. Mucho se habló, con razón, de que semejante genocidio fue posible, entre otras cosas, por concepciones católicas erróneas sobre el pueblo judío y por la indiferencia o cobardía de muchos. Menos, en cambio, de tanta gente en su gran mayoría anónima que arriesgó su vida para salvar judíos. Precisamente, la fundación Raoul Wallenberg viene trabajando en la identificación en Europa de sitios donde fueron ocultados judíos. Fundada en 1997 por un judío argentino, Baruj Tenembaum, la fundación lleva el nombre de un diplomático sueco desaparecido en enero de 1945 que salvó la vida de miles de perseguidos durante la II Guerra Mundial. Su actual presidente es el empresario Eduardo Eurnekian.

Con sedes en Nueva York, Jerusalem, Buenos Aires, Berlín y Londres, entre sus hitos se cuenta el emplazamiento en los ‘90 de un mural en la catedral metropolitana que recuerda a las víctimas de la persecución nazi con la anuencia del entonces arzobispo porteño, cardenal Antonio Quarracino. Su sucesor, monseñor Jorge Bergoglio, fue uno de sus primeros miembros honorarios.

Desde hace unos años lleva adelante el programa educativo “Casas de Vida”, que tiene como misión identificar, rendir homenaje y difundir las acciones de instituciones e individuos que ayudaron a sobrevivir a perseguidos durante el Holocausto. Se desarrolla en toda Europa con la colaboración de la agencia católica de noticias Aleteia.

Las “Casas de Vida” son identificadas con una placa conmemorativa que se fija en la fachada del edificio. De este modo se informa y crea conciencia a numerosos transeúntes sobre hechos poco difundidos por la historiografía moderna. Ya fueron identificadas más de 300 en Italia, Francia, Grecia, Polonia, Dinamarca y otros países. La mayoría son iglesias católicas, conventos, monasterios y escuelas.
La primera Casa de Vida reconocida se encuentra en Florencia, Italia. Es la Casa del Santo Nombre de Jesús, de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María que, en 1943 ofreció refugio a 40 mujeres y niños judíos, en su mayoría no italianos.