diciembre 30, 2015

Pablo Casals

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Sr. Director:

En referencia a la nota «Las manos de Pablo Casals» (Jorge Aráoz Badí, 27 de diciembre), nos gustaría acotar que dos años antes de fallecer, en 1973, Pablo Casals realizó una contribución histórica al diálogo interreligioso, de algún modo vinculada con la actividad pionera de una ONG creada en Argentina a mediados de los años 60.El 24 de octubre de 1971, Casals condujo la primera presentación del «Himno de las Naciones Unidas» en un concierto especial en la ONU, dos meses antes de cumplir 95 años. Ese día, el entonces secretario general de las Naciones Unidas, U Thant, entregó a Casals la Medalla de la Paz en reconocimiento a su posición a favor de la justicia y la libertad de los pueblos. Casals, misteriosamente para algunos, había reservado un lugar especial para una organización poco conocida por entonces: la Casa Argentina en Israel Tierra Santa, institución precursora de la Fundación Raoul Wallenberg. La razón, conocida por pocos, debía ser rastreada seis años antes. En enero de 1965, una comitiva de la ONG, creada por un grupo de entusiastas de distintos credos y aun de agnósticos -Jorge Luis Borges era uno de los fundadores-, llegó al Vaticano para celebrar una reunión con el papa Pablo VI. Se podría decir que cuando finalmente se establecieron relaciones diplomáticas entre Israel y el Vaticano, en 1994, el acontecimiento era como la punta de un enorme iceberg. Sólo se veía la parte culminante de un tejido complejo de relaciones y sucesos construidos a partir de pequeñas y grandes acciones prácticamente desconocidas por la mayoría de la gente. Ese encuentro de 1965 fue una de ellas, y hoy puede apreciarse como un retoño de los vectores directrices trazados en el documento del Concilio Vaticano Nostra Aetate, pieza liminar impulsada por Juan XXIII que promovía el diálogo y el acercamiento entre católicos y judíos.

Eduardo Eurnekian

Baruj Tenembaum

Fundación Raoul Wallenberg