Análisis de su obra literaria

En un discurso pronunciado en carácter de mantenedor de los Juegos Florales el 23 de noviembre de 1940, Alfonso Durán deja en claro lo que él entiende ”por el prodigio del arte que todo lo enaltece” y ”por el milagro de la espiritualidad que todo lo transforma”.

Por eso se atreve a decir que ”ser poeta, expresa ser creador como todo artista; pero ser creador por medio de la palabra, del verbo, como lo fue Dios mismo desde el arcano insondable de la eternidad. Y el sonido de aquel verbo va dilatándose edades tras edades, civilización tras civilización; en renovada multiplicidad de ecos (…) Engéndranse así los poetas o se enfervorizan los gigantescos idealismos, y dan así los poetas un sello de grandeza a los siglos, y a los pueblos un beso de inmortalidad”.

”Los pueblos que aunque pasen, continúan con significación indestructible en la historia, son también los pueblos que supieron enaltecer los grandes tesoros sentimentales, valiéndose de las divinas voces de esos seres extraordinarios, con que Dios obsequió a las colectividades que amó de especial manera; de esos seres que llamamos poetas, y que constituyen uno de los orgullos más legítimos de los pueblos”.

Estas apreciaciones de Durán sobre lo que es la poesía, lo que significa ser poeta, su relación con la vida de los pueblos, etc. se encuentra implícita o explícitamente a lo largo de toda su obra. En las palabras que preceden al prólogo de Las Ánforas Sonoras (Analectas), que es una selección de su obra hecha por él mismo, confiesa que pensó en dividir los versos en Odas, Sonetos y Otros Poemas.

Pero después cambió de parecer y pensó en separarlos en Místicos, Patrióticos y Humanos. Finalmente se decidió por privilegiar el orden tal cual ”salieron de su alma”. Esta es otra de las características de su obra literaria, es decir, una producción, una vocación estética que va más allá de cualquier tipo de encuadre o encasillamiento. Pero que demuestra al mismo tiempo una profunda erudición y un profundo conocimiento de los géneros y de los clásicos de la literatura universal.

Poesía Lírica y Épica.

Históricamente se manifestaron distintas formas de expresión poética, pero la división clásica considera centralmente tres. La poesía lírica, la poesía épica y la poesía didáctica. Durán toma las dos primeras como formas de expresión de su poesía. La poesía Lírica apunta a la interioridad, a la comunicación de sus sentimientos y emociones, se dice que constituye el polo de subjetividad. La Lírica abarca dos grandes áreas temáticas: La Oda y la Elegía.

En la Oda sagrada por ejemplo, se expresan los sentimientos inspirados por Dios o por una creencia religiosa. Obviamente hay muchas poesías de Durán que recalan en esta temática.

La Suprema Plegaria (Fragmento)

Yo quiero ser, Dios mío, lo que Tú me enseñaste;
yo quiero ser, Díos mío, tan sólo luz y amor,
para alumbrar los pasos del que anda entre tinieblas,
y del que sufre y llora compartir el dolor.

¡Señor!, que siempre sea perdón, amor y olvido;
¡Señor!, que siempre sepa darme en celeste don;
y aquí en una sonrisa, y allí en una palabra,
ir repartiendo a todos mi pobre corazón.

Soliloquio Con Jesús Crucificado (Fragmento)

¡Jesús!, ya te estoy mirando;
¡Jesús!, Tú ya me estás viendo;
no me hablas, ya te comprendo
porque me estás penetrando.

Que Tú agonizas por mi?…
con eso a amarte me obligas:
no, Señor, no me lo digas,
pues yo también te amo a ti.

¿Que soy tibio? ¿Que soy malo?,
¿Qué debí amarte más mucho?
Señor, por ser bueno lucho
soy jardín en flores ralo.

En la Oda moral, se expresan los sentimientos inspirados por la amistad, la virtud y la sabiduría. También Durán hace un anclaje en ellos.

Haz tu estirpe (Fragmento)

¿Por qué así te irritas?, ¿Por qué así te dueles?
Si alguno te agravia, ¿Por qué así te inquietas?…
¿No tienes ni gota de sangre de heraclidas
ni brota en tu estirpe laurel de poetas?

Y aún así no tienes razón de quejarte;
tú mismo haz tu estirpe, tu mismo comienza;
al sol no le importa que critiquen sus manchas,
si alguno es más grande que alumbre y lo venza.

Es Inútil (Fragmento)

Yo bendigo a quien me tire sus pedradas escondido;
yo bendigo a quien me hiera con su pérfido puñal;
soy así más grande y bueno y por Dios más bendecido,
y me siento más heroico con mi corazón herido,
y destilo miel de Cristo como un célico panal.

Yo también siento la herida que en el corazón nos queda
de la aviesa puñalada que nos da la ingratitud;
pero luego a Dios le pido que yo sepa y que yo pueda
coronarme de Luceros, y dejar siga la rueda,
yo doy flores al ingrato que vive en un ataúd.

En la Oda amatoria se expresan los sentimientos inspirados por el amor. Se puede decir que la figura materna es una referencia recurrente -no exclusiva pero si permanente- en la poesía de Durán.

En lo que respecta a la Poesía Épica, se la puede definir como una narración poética de los hechos extraordinarios que glorifican a un pueblo, por eso se dice que este tipo de literatura está determinada por la acción y la aventura. Es decir, la obra épica cuenta con una gran dosis de belicismo y un marcado sentido histórico, en el cual los protagonistas adquieren un carácter heroico. En la cultura occidental la poesía épica nace con Homero en el siglo IX antes de cristo con sus dos grandes obras, la ”Ilíada” y la ”Odisea”.

En esta tradición de la Épica y la Epopeya es que se inscribe ”Los Argentinos”, considerada la obra cumbre de Alfonso Durán, es un poema histórico que revive los acontecimientos y los protagonistas de nuestra gesta emancipadora. Y es el General San Martín quien es presentado por Durán como el Héroe de los Héroes, aunque también aparecen otros actores preponderantes de aquellos sucesos.

Dijo de la obra Leoncio Gianello que ”Es una epopeya de factura clásica que contiene todos los difíciles elementos que deben caracterizar a este gran género poético. Como en los modelos famosos, desde la gesta homérica hasta los cantos de Hojeda y de Ercilla y de Tasso, la introducción anuncia el objeto del poema, implora el favor de Dios y presenta la imagen del Héroe a quien inspira y apoya el poder de la divinidad.

Catorce cantos de sostenido aliento épico desarrollan este poema acendrado de argentinidad, en el que desfilan los hechos y los próceres, y se despliega la gesta sanmartiniana en magnífico panorama de batallas. Escrito en el metro clásico de la epopeya, la octava real, ésta no desfallece a lo largo del extenso poema no obstante su uniformidad y su difícil factura. Los discursos puestos en boca de los héroes –uno de los elementos propios del género elegido- son dignos del mayor encomio por su hermosura lírica y su grandeza moral (…)”

A continuación, un fragmento del canto III de la epopeya ”Los Argentinos”. La escena tiene montado a caballo a San Martín solo en el Cerro de la Gloria, un día antes de comenzar el cruce de la cordillera con su ejército. Pone su mirada en las montañas y arremete:

”Eres mi eterna sugestión, te llevo
ha mucho en mis insomnios por vencerte,
y hoy al mirarte en mi razón renuevo
eternas ansias tan de cerca al verte;
siento cual nunca en mi alma empuje nuevo
para tu sien hollar, y oscurecerte
aun en la misma luz de tus volcanes
con la llama inmortal de mis titanes”.

”Tus torrentes y abismos insondables
tu horrible peñascal yo temería,
si mis ansias no fueran inefables,
si mi audacia tan sólo fuera mía.
Me pondrán a tu cumbre más bravía;
que soy el libertado Prometeo,
y eslabones romper es mi deseo”.

”¿Qué guardas, di, en tu misterioso abismo?
¿Amenazas tragar mis batallones
hundiendo en espantoso cataclismo
soldados y banderas y cañones?…
¿O acaso los picachos que yo mismo
contemplo, mirarán a mis legiones
rodando, para escándalo del mundo
de un abismo a otro abismo más profundo?…

(…)

”Oh, vamos ya; no queda a la prudencia
nada más por hacer; tres largos años
ha que pienso y que torturo mi conciencia
en previsión de tristes desengaños.
Oh, vamos ya; que si la humana ciencia
la razón y el valor fueran engañados,
aun así las cimeras treparía,
y en ellas mi bandera clavaría”.

Elogios de la crítica:

Ricardo Rojas:

  • ”Alfonso Durán es un jerarca del Parnaso por derecho de conquista”.

Ricardo León:

  • ”Este gran libro (Los Argentinos) de sacerdote, de ciudadano y de poeta, es un orgullo de la gran Patria Argentina y de la Madre Hispánica”.

Roberto Giusti (de la Academia de Letras):

  • ”Los Argentinos es un poema narrativo de notable valor, en la línea del ejemplo –diremos americano- de Ercilla”.

Ángel Vargas:

  • ”Aunque sólo hubiera escrito Los Argentinos, bastaría para que la obra de Alfonso Durán no muriera en la historia de la literatura”.

Arturo Capdevilla:

  • ”Por su inspiración y por su exquisita sentimentalidad, es un jerarca de la poesía”.

Durán también aborda en su literatura Épica la poesía gauchesca, (con una clara influencia de autores tales como José Hernández por ejemplo) temáticas como la vida del gaucho, que se transforma en la voz del habitante de la pampa argentina revistiendo una importancia singular, ya que parece asumir la representación de la poesía popular y ser además producto inmediato de las guerras de emancipación. El gaucho argentino es presentado como un gaucho noble y leal a quien persiguen las desventuras.

El gaucho como el producto más original de estas latitudes, subsiste en la poesía de Durán entre riesgos continuos, rivalidades y persecuciones. A través de sus versos, cuenta sus penas, recuerda sus peligros y alimenta sus ilusiones. Desde este lugar particular hace entrar en escena también al payador, algo así como el poeta de la pampa, sin residencia fija y que pasaba de pulpería en pulpería cantando o improvisando versos con su guitarra.

Lo que dijo el último gaucho (Fragmento)

A galope en su bridón,
profunda arruga en su ceño,
como fantasma de un sueño
o legendaria visión,
jadeándole el corazón
extenuado de sufrir,
frenó y comenzó a decir
echando el chambergo atrás;
oye, oh Patria, al gaucho audaz
que quiere hablarte al morir.

Esta pampa que yo entrego
a tus hijos soberanos,
la regaron mis hermanos
con su sangre que era fuego.
Y si brotó en ella luego
la de trigales henchida,
es porque está bendecida
con los restos de la muerte
del gaucho que por quererte
te entregó su alma y su vida.

Es porque en ella palpita
la fuerza de nuestro aliento
es porque al soplar el viento
con su pujanza infinita,
aún el eco resucita
de eterna sombra que canta;
del que tejió en guerra santa
cien leyendas peregrinas,
y se llevó las espinas
en los flecos de su manta.

Recuerda, Patria querida,
que el gaucho siempre te quiso;
que fuiste de su alma hechizo
y la razón de su vida;
jamás se cerró la herida
que en él por tu amor se abriera;
y cuando a la Patria viera
a punto de sucumbir,
supo primero morir
para Salvar su bandera.

Párrafo aparte merecen también los caudillos federales como el santafesino Estanislao López o el de La Banda Oriental José Gervasio Artigas. Al primero le dedica ”Oda al prócer Estanislao López” y al segundo ”Canción a Artigas”. En ambos reivindica las luchas por la independencia pero también las luchas de las provincias por el federalismo y las autonomías provinciales. Durán fue siempre considerado un republicano federal.

Corriendo igual suerte que los gauchos, sus caudillos, una vez terminada la lucha por la independencia, fueron arrastrados por las luchas intestinas y se intentó instalar su causa, la Federal, como propio del retraso y la barbarie. Durán interviene en esta falsación de la historia mediante sus poesías y una novela histórica (”Estanislao López y la tragedia de Barranca Yaco”) para rescatar del olvido, la sospecha o la condena, la acción y los propósitos de los caudillos.

En un discurso pronunciado en noviembre de 1928 y con motivo de la colocación de una placa en la casa donde vivió López, Durán señala su ”austeridad bravía” (y en López a todos los que abrazaron su causa) y a él se refiere también como el ”Gran Caudillo”, ”defensor de los ideales y los sentimientos de la patria como así también del Federalismo”.

Pero además como guerrero de la independencia, ”cuando marchó tras Belgrano a la campaña del Paraguay, volviendo con su cuerpo taraceado de cicatrices; y sí merece el amor de los santafesinos por su coraje en defender denodadamente la autonomía de nuestra provincia; y sí merece y ha despertado la admiración de los críticos militares por su instinto estratégico y táctico, gracias a los cuales derrotó con su tolvanera de gauchos a generales de escuela; y sí merece el aplauso de todos los argentinos por la constante y noble bizarría con que buscó siempre la unidad nacional, como lo prueba el Congreso Constituyente del año 1828 en Santa Fe y todos los tratados que culminaron con el Pacto Federal de 1831; y sí merece aún la gratitud de otros pueblos, como cuando en 1823 proyecta liberar a la Banda Oriental del yugo extranjero (…)”.

Canción a Artigas

América se empina para verlo
y le teje dosel con sus banderas;
se encienden las hogueras
de libertad, de democracia y de gloria;
y mientras a su fuego arde la historia,
te pido, Oh Dios, que a mi arpa
le prestes cuerdas de oro y la bendigas
con bendición suprema,
ya que una fiebre insólita me quema
la de cantar al gigantesco Artigas.

Genio de libertad que no cabía
dentro de sí; se esparramó, y su grito,
fue evangelio bendito
de verdad, de valor y de osadía.
Cuanto fue despotismo o tiranía
se estremeció a su voz o ante su ceño,
voz que fue clarinada de un ensueño,
voz del pueblo que surge y se dilata
retando a batallar, lo mismo a reyes
de tronos centenarios,
que a los otros ingenuos visionarios
que buscan cetros para darle al Plata.

(…)

Nadie te comprendió sino tus criollos
a quienes repartiste tu alma entera;
por eso en ti su redención miraron
su orgullo, su caudillo y su bandera.
Antes que someterte al extranjero,
despreciaste la voz de los traidores,
prefiriendo por senda de dolores,
de tu tierra llevarte al pueblo entero.
¡Hija de Artigas!… ¡Patria de epopeya!
tu nombre el mundo con honor publica,
tu gloria el mundo por doquier expande;
Uruguay… Uruguay… tierra tan chica!
Uruguay… Uruguay…Patria tan grande!

Oda al Prócer Estanislao López.

Tremendo el huracán fue de tu hora
sacudiendo a la Patria en triste vértigo:
Noche terrible sin rayar la aurora;
noche de tempestad en los destinos
de los heroicos pueblos argentinos.

Hermanos contra hermanos;
furores de crueldad contra furores;
todo sangre y espanto y anarquía.
Mas tú gritaste pueblos soberanos,
todos juntos emerjan los fulgores
del sol que aprisionó nuestra bandera:
Apáguese la hoguera de fraternos rencores;
y en un rito de excelsa autonomía,
alcemos una patria soberana, Valiente, Federal, Republicana,
nido de Paz, de Libertad y amores.

Tu delirio fue, oh López, la grandeza
de la paz y la Patria
y no te comprendieron.
A Santa Fe, tu Santa Fe la hollaron
con terrible fiereza:
Mas tú y tu paisanada los miraron,
y tus gauchos rugieron,
y ante el turbión terrible de sus cargas
todos sus enemigos sucumbieron.

Te alzaste como un puma
que a zarpazos deshace una jauría;
y volaron al aire
entre retazos de dispersa bruma
los galones de excelsos generales
que por negar la criolla autonomía,
y encadenar las ansias federales
hubieron de trocar gloriosos lauros,
en derrotas y en mirtos funerales.

Carne de gaucho fuiste, y con tus gauchos
de alma indomable, y de conciencia pura,
y ponchos sacudidos por el viento
centauros febricientes de bravura,
diste a la patria redención, cultura,
siempre ansiando la ley constitutiva,
que más tarde entre soles
Urquiza dio desde su cumbre altiva.