Ester Mejer

Es muy importante que la gente conozca el coraje de Wallenberg porque la persecución no es sólo a los judíos. Esto sucede actualmente en otras naciones también como Darfur, en Sudan. Por eso debemos continuar la historia de Wallenberg para difundir la inspiración y coraje por hacer algo al respecto.

P: ¿Cuál es su nombre?
R: Mi nombre es Ester Mejer.

P: ¿Cuál es su ciudad y país de nacimiento?
R: Budapest, Hungría.

P: ¿Con quién vivió durante su crianza? ¿Sus padres, hermanos…?
R: Viví con mi familia; mis hermanos, padres y abuelos vivían juntos.

P: ¿Cuántos hermanos?
R: 11 hermanos.

P: ¿Usted creció en una comunidad judía?
R: Sí.

P: ¿Asistió a una escuela judía?
R: Sí.

P: ¿En qué actividades participaba antes de la guerra?
R: Cuando llegaron los alemanes yo asistía a la escuela; fui una niña sobreviviente.

P: ¿Cuáles fueron los primeros signos de antisemitismo que notó?
R: Teníamos una villa cerca de Budapest y la gente Otto-alemana vivía allí (en esta villa). Eran alemanes, y…nos insultaban todo el tiempo y nos decían cosas. Esa fue la primera vez que empecé a notar antisemitismo.

P: ¿Y cómo la afectó eso? ¿Cómo se sentía?
R: Me sentía muy, muy mal. No entendía porque lo hacían y no sabía las implicaciones de los que estaban haciendo, pero nunca las hubiera sabido.

P: ¿Hubo cambios en las prácticas religiosas de su familia?
R: En mi familia eran muy, muy religiosos. No jasídicos, porque en Budapest no había jasídicos. Se los llamaba Iber-landish.

P: ¿Nos puede contar que pasó con su familia durante la guerra? ¿Fue separada de su familia?
R: Sí, me separaron de mi familia. Mi familia fue a la casa segura y yo me salvé. Estaba viviendo con judíos pero ellos no sabían que yo era judía y después terminé en un convento.

P: ¿Cómo la separaron de su familia? ¿Por qué ellos fueron a la casa segura y usted a un convento?
R: Como yo no parecía judía y ni siquiera actuaba como si lo fuera y era muy rubia, con ojos azules, mi padre me dijo ”nos vamos a un casa segura pero no sabemos cuan segura es”. Nadie podía saberlo. ”Salva tu vida. No pareces judía y eres muy joven. Trata de salvarte. No sabemos que nos va a pasar a nosotros”.

P: ¿Entonces se fueron a la casa segura?
R: Se fueron a la casa segura.

P: ¿Cómo supieron acerca de la casa segura?
R: Supieron acerca de Sweitzer Loots, la casa segura. Estuvieron primeros allí. Después llegó Wallenberg. Wallenberg vino a nuestra casa porque él reunía a todo aquel que trabajara para salvar gente y mi padre estaba en la lista. Él vino a nosotros porque quería saber en qué y cómo empezar. Él y mi padre estaban profundamente involucrados. Luego, él comenzó de alguna manera a organizar todo – no sabía por donde empezar entonces organizó una reunión con toda la gente que tenía en la lista y ellos le sugirieron tener casas asignadas, como ”casas de diplomáticos suecos” ¿cómo es que se llaman?

P: ¿Cómo un consulado, embajada?
R: Si, como un consulado. Se dio cuenta que la idea era muy buena entonces comenzó a comprar casas en la parte donde vivían la mayor parte de los alemanes. Esa era la idea.

P: ¿Y usted sabe cómo Wallenberg armó esa lista de gente? ¿De dónde surgieron esos nombres?
R: Si, si. Cuando lo eligieron a Wallenberg, él iba a viajar a Hungría. Él vino primero a Estados Unidos y aquí había un montón de gente que conocía a quienes estaban en la lista porque estaban en contacto con ellos. Mi padre tenía contacto previo con esta gente. Anteriormente, habían establecido un hautssoload que significa ”para salvar gente”.

P: ¿Qué hacía tu padre en Hungría para atrapar la atención de los americanos? ¿Cuáles eran las actividades?
R: Siempre estuvo involucrado. Era un gran hombre de negocios, pero era hijo único y quería hacer algo. Sus padres le enseñaron que si sólo trabaja para él mismo (era hijo único), entonces no estaba haciendo nada. Así desde muy chico el sentido de su vida fue hacer algo. Comenzó haciendo cualquier cosa, cuando vio que había un montón de gente que no tenía alimento suficiente. Era gente muy, muy pobre. Luego siguió e hizo cada vez más. En 1941 comenzaron las deportaciones a Polonia y la gente quería escapar de la deportación. Un montón de gente vino a Budapest y mi padre los acogió y ellos lo querían. Lo querían porque nadie quería hacer nada – ni los judíos – porque los alemanes colgaron enormes carteles que decían ”todo aquel que haya escondido a un polaco pasará por lo mismo que él”. Significa que aquel que trató de salvar a alguien también será deportado – no solo aquellos que están escondidos.

P: ¿Lo conoció personalmente a Raoul Wallenberg?
R: Si, lo conocí personalmente, vino a nuestra casa yo abrí la puerta y allí estaba mi padre y lo invitó a pasar; así fue como lo conocí al sr. Wallenberg.

P: ¿Qué apariencia tenía Wallenberg?
R: Era un hombre muy alto… en seguida uno podía notar que era alguien importante – un diplomático o algo así. Pero daba una muy pero muy buena impresión.

P: ¿Una personalidad de tipo diplomático?
R: Si, proyectaba una personalidad de estilo diplomático.

P: ¿Usted tenía un Schutzpass o su familia tenía un Schutzpass familiar?
R: Toda mi familia tenía un Schutzpass. Wallenberg trabajó alrededor de la fecha en que mi padre se mudó a la casa segura porque nuestro departamento estaba en el gueto. Luego ellos se mudaron. Tenían miedo de quedarse en el gueto porque escucharon que estaban comenzando la deportación en el gueto. Entonces se mudaron a la casa segura – la que estableció Wallenberg. Desde ahí, mi padre trabajó con Wallenberg. Él también tenia copias de todos los Schutzpasses y escribió todos los nombres porque conocía gente en Budapest.

P: ¿Nos puede describir cómo es un Schultzpass?
R: Me hubiera gustado haber traído mi libro. No sabía acerca de las entrevistas hasta que conocí a mi amiga que estuvo aquí en la ciudad –Drekas-. Le dije, ”¿a dónde vas?” y ella me contestó ”¿no sabes? ¿no sabes? vamos al homenaje a Wallenberg” y yo le dije ”¿cómo? y ella me respondió ”le están haciendo una conmemoración a Wallenberg”. Yo le respondí ”está bien, si es sobre Wallenberg yo voy porque conozco su historia, conozco la historia completa de Wallenberg así que iré”.

P: ¿Me puede describir cómo era el libro? ¿Cómo era el Schutzpass?
R: Está bien, un segundo. Aquí tengo un pasaporte ¿si? El Schutzpass era más o menos de la misma medida y obviamente no era un pasaporte. No, no era un pasaporte pero era similar a este color. También tenía una leyenda dorada y era sueco- este es el americano. Por dentro en lugar de visas decía ”Schutz-pass” en Deutsch-alemán. Eso es Deisheudenrequeni. Estaba en lengua Deutsch-alemán – no sueca, de esa forma los alemanes entendían qué pasaba. En lugar de visas tenían Schutzpasses.

P: ¿Volvió a ver a su familia durante la guerra mientras estaba en el convento o tuvo que esperar a que terminara la guerra?
R: Antes del gueto mi padre me dijo ”no pareces judía, eres muy joven por favor salva tu vida”. Él pensó que tal vez la casa segura no era muy segura porque todos los días los alemanes encontraban judíos viviendo allí. Entonces salí a la calle. Primero alguien que me conocía y que también fingía no ser judío me dijo ”sígueme, sígueme”. Lo seguí y fuimos hasta un sector oscuro en el sótano y me dijo que era partisano. Me dijo que si yo quería podría formar parte ”porque no pareces judía y tienes muchas agallas, eres muy chica y ni siquiera van a sospechar de ti”. Lo pensé un poco y me di cuenta que no tenía alternativa porque estaba en la calle y no sabía adonde ir. Asentí a la idea y me mandaron hasta Budapest donde sabían que había gente trabajando y escondiéndose. Me dieron el domicilio pero lo tuve que memorizar porque no querían darme nada por escrito. Eso es lo que hice por algunas semanas y luego en octubre, cuando llegó el Gulash se pusieron más radicales que los alemanes. Me empecé a asustar entonces empecé a pensar qué hacer. Entonces encontré un ”Convento”. Fui al convento y me llevaron a un lugar en las afueras de Budapest. No sabían que era judía, tampoco yo les dije que lo era. El lugar al que me llevaron –llamado CuBano – estaba muy alejado de Budapest y me dijeron que tenía que relacionarme con los chicos. Me di cuenta que dentro de los 25 chicos, uno era judío. Se iban cada mañana a las 6 en punto antes de que abrieran y siempre encontraban un nuevo montón. Dentro del montón había un chico. Me encariñé con los chicos y estaba muy comprometida con ellos.

P: ¿Cómo se reencontró con su familia?
R: Fuimos salvados, diría, alrededor de 15 meses antes de Budapest. Nos soltaron antes; Rusia llegó antes. Nos liberaron exactamente entre el 25 de diciembre y el primero de enero. A nosotros nos liberaron pero yo sabía que Budapest no era libre en ese momento. Les llevó tres semanas. Desde ese momento rezaba todos los días por encontrar a mi familia y me prometía hacer tal o cual cosa hasta que encontrara a mi familia. Cuando terminó, cuando nos liberaron, supe, por la información en los diarios, sobre Budapest. En ese momento no quería quedarme más. Les dije ”soy judía” y ellos quedaron completamente atónitos. Me dijeron que no me comportaba como una judía o como ellos pensaban que se comportaba un judío pero lo entendieron. Les dije que quería estar con mi familia en ese momento y me dijeron que me entendían y entonces me dejaron ir. Lo primero que hice fue ir al departamento en donde vivíamos y mi familia ya estaba allí. Esto fue una semana – exactamente una semana – después de que Budapest fuera liberada, porque anteriormente nadie podría haber salido. Existían peleas – peleas callejeras. De casa a casa – no en la calle – pelea de casa a casa. El capitán judío, etc. – pasaba todo eso. Había caos y miles de peleas en Budapest, me llevó una semana volver a mi casa.

P: ¿Cómo fue? ¿Volver a tu casa y ver a tu familia allí?
R: Fue muy, muy, muy emotivo. Me llamó mi abuela. Estaba muy débil. No quería alimentarse. No había comida. No había nada de comida y ella no quería alimentarse. Ella pensaba que las necesidades de la familia se anteponían a las de ella porque nosotros éramos más jóvenes.

En ese momento y antes de la guerra no habían terminado la vestimenta. Nuestra familia siempre tuvo a alguien que venía a nuestra casa o íbamos a su tienda para que nos hiciera la ropa porque todos los judíos tenían un tipo de ropa distinta para trabajar. Mi abuela me llamó y me pidió que fuera a buscar a la mujer que hacía la ropa. Fui a buscarla, pero no pude encontrarla. Obviamente, fui desconcertada para encontrar gente que me ayudara a encontrarla, pero se habían mudado a otros lugares entonces no pude encontrarla. Cuando regresé le dije a mi abuela que lo lamentaba, que no la había podido encontrar pero que la iba a buscar al día siguiente. Ella me respondió ”para mi no hay mañana” y esa noche, mi abuela murió.

P: ¿Cuando se reencontró con sus padres y hermanos le contaron algo acerca de la vida en la casa segura?
R: No. Nada. Nada. No podían. Todo el mundo estaba tan apabullado. No podían hablar. Todos estaban muy débiles. No había comida. No había comida. Nada de comida. ¿Sabes que conseguimos pan? Todos tuvieron una rodaja finita, finita, esa era la ración para todo el día. Una porción. A veces, una papa. Eso era todo. Eso era todo lo que comíamos por 24 horas.

P: ¿En la casa segura?
R: Fue extremadamente terrible para todo el mundo. Todo el mundo quedó muy débil. Nadie podía realmente pensar (se coloca las manos en la frente). Todo el mundo estaba tan ajetreado pensando ”oh, tal vez mañana, tal vez mañana, tal vez mañana”, etcétera. Nadie podía hablar. Nada. Nadie estaba interesado y nadie podía hablar. Todo era muy, muy…deprimente, deprimente, deprimente, deprimente, muy deprimente.

P: ¿Cuándo se enteró tu padre de la desaparición de Wallenberg? Durante la guerra ellos estaban unidos, cuando Wallenberg desapareció, ¿tu padre lo supo?
R: No. Pero estuvo en contacto con él hasta el último día porque querían trabajar para conseguir algo de comida para la gente. En ese momento, la guerra había terminado, por eso no necesitaba salvar a la gente de las deportaciones. Quería salvar a la gente en ese momento, para que no murieran de hambre. Mi padre y Wallenberg estaban en contacto. Él sacaba gente y trataba de conseguir alimento fuera de Budapest ya que tenían más alimentos y podían ingresar comida desde las granjas, etc. Entraban pocos alimentos pero los precios eran tan irreales que nadie podía comprarlos.

Mi padre se enteró de la desaparición de Wallenberg cuando no apareció como lo hacía habitualmente, en el lugar en que generalmente se encontraban. Se encontraban en diferentes lugares y cuando él no apareció mi padre sospechó que pasaba algo. Mi padre trató de averiguar pero no había forma de averiguar. Ninguna forma.

P: ¿Sabe si toda la gente que salvó Raoul Wallenberg era judía o había otros entre ellos, gitanos o personas de la resistencia o…?
R: No, la mayoría eran judíos. Esa era la razón por la que había venido – sólo para salvar a los judíos, sólo para salvar a los judíos. Eso era todo lo que quería hacer- salvar a los judíos. Existen un montón de fotografías que lo muestran en las estaciones de tren en donde entregaba Schutzpasses. Llegó realmente muy lejos fuera de Budapest. Tenía su automóvil, un vehiculo diplomático y así nadie lo amenazaba.

P: Si Wallenberg estuviera sentado hoy, aquí con nosotros ¿Qué le diría?
R: ¿Qué le diría? Obviamente le diría que lo que hizo es increíble, que salvó a mucha gente. Nosotros los judíos creemos que salvar a una persona equivale a salvar al mundo entero. ¿No es así? Entonces, cuántos mundos salvó usted y aquí en Estados Unidos mire lo que les pasa a aquellos que salvó. ¿Cuánta gente sobrevivió? La nación entera sobrevivió. Eso es lo que le diría.

P: ¿Y que piensa que él le diría?
R: Era una persona muy, muy humilde. Mi padre también me contó que era increíblemente humilde. Nunca quiso hablar de si mismo o de lo que estaba haciendo. Intentó que la gente se uniera a él pero eso fue muy difícil. Pienso que él diría que lo que hizo, lo hizo porque sentía la necesidad y que se lamentaba profundamente por la gente. Diría ”vi toda la situación, vi que realmente me necesitaban”. No creo que hubiera alardeado demasiado o hablado particularmente de si mismo. No lo creo porque era muy humilde.

P: ¿Considera usted qué es importante mantener vivo el legado de Wallenberg?
R: Si, si, 100 por ciento. La gente debería saber. Esta no fue la primera vez que le sucedió a los judíos o cualquier otra nación. Es lo mismo y todavía sucede en el mundo. Es muy importante que la gente conozca el coraje de Wallenberg porque la persecución no es sólo a los judíos. Esto sucede actualmente en otras naciones también como Darfur, Sudan. Por eso debemos continuar la historia de Wallenberg para difundir la inspiración y coraje por hacer algo al respecto.

P: ¿Alguna vez habló con alguien puntualmente sobre Wallenberg?
R: En realidad no porque, después de la guerra, lo primero que pensábamos era ”tenemos hambre, tenemos que conseguir algo para comer”. Nadie pensaba en el futuro sólo en el momento presente. Pensábamos ”tenemos que sobrevivir, si no tenemos nada para comer no vamos a sobrevivir.” Después de algunos meses empezaron a traer alimentos desde fuera. Empezó a mejorar de a poco – no demasiado pero un poco. La gente empezó a pensar ”no quiero quedarme aquí, ¿qué voy a hacer aquí? Entonces queríamos irnos, lejos del lugar. Si nos quedábamos allí íbamos a estar pensando constantemente en el pasado porque pasamos por mucho.

Todos queríamos irnos excepto mi padre porque él estaba muy comprometido – era el presidente de la sinagoga, de la comunidad- no quería dejar todo eso atrás. Quería asentarse pero lo arrestaron. Lo arrestaron los alemanes y los rusos también. Lo arrestaron porque tenía gente que estaba muy enojada con Israel. Esta gente pensó ”Israel nos saca cosas nos roban demasiada tierra…”. Mi padre no hizo nada ilegal; había sólo un rumor de que él había hecho algo. La gente inició este rumor.

Los jóvenes, obviamente querían escapar. No se querían quedar allí. Pero mi padre comenzó un negocio. Él ya tenía un negocio, entonces lo abrió y, después de dos años lo arrestaron y le sacaron su trabajo como a todos…esta vez lo arrestaron. Estuvo preso un par de meses hasta que lo liberaron, esto fue un gran milagro porque era algo serio y la única forma de salir era escapar. La liberación de mi padre sucedió durante el día, en forma normal. Mi padre estaba en la lista negra y pudo haber terminado fácilmente en Siberia como muchos. Sus amigos terminaron en Siberia. Pudo haber terminado allí pero, por suerte…lo liberaron. Fue muy, muy interesante. Un gran milagro.

Después de la liberación, se quiso ir. Ni lo dudó porque podrían también haber hecho lo mismo después. Como nos queríamos ir conseguimos un pasaporte y nos fuimos a finales de 1949. En ese momento nos fuimos a Viena…de Viena primero me fui a Suiza porque tenía un hermano que arregló todo para que fuera. Luego, toda la familia vino de Viena. No fue toda la familia porque cuando los jóvenes empezaron a salir y escapar, mis hermanos mayores escaparon. Sólo mis hermanos más chicos estaban allí conmigo.

P: ¿Y usted se quedó allí en Viena hasta cuándo?
R: Hasta que nos fuimos a Suiza. A través de Suiza era mucho más fácil llegar a Estados Unidos porque acceder al cupo era muy fácil. Entonces llegamos, en dos años. Pero me casé allí y me quedé, me quedé en Suiza.

P: ¿Hay algo más que le gustaría compartir con nosotros?
R: Shalom para Israel y espero que los chicos de Israel estén en Israel. Todos. Podría ir a Israel si quisiera pero se me hace difícil económicamente. Ahora estoy jubilada. No estoy trabajando y no creo que en Israel pueda trabajar y no puedo darme ese lujo, no puedo. Lo intenté y, afortunadamente mi familia está aquí y eso es lo más importante para todos – la familia.

Créditos:

Entrevista realizada y filmada por Daniela Bajar, Adam Esrig y Aliza Klapholz.
Transcripción de Katie Kellerman. Edición adicional de Rebecca Zlouf y Adam Esrig.
Traducción: Guillermina Cristofaro

Entrevista filmada el 29 de agosto de 2007, Borough Park, Brooklyn, New York.